sábado, 8 de enero de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Y ahora, el gas

 

            Nursultán, (antes Astaná) capital de Kazajistán (Asia Central)


8 de enero, sábado. La lectura de los periódicos casi invita a cerrarlos. Que no, que no es que uno huya de las cosas malas (ganas no faltan) pero cuando se ve todo tan negativo, entra como un repelús, algo así como un escalofrío que sale de dentro y no  se puede contener.

Llegan noticias de Kazajistán que está muy lejos. Vamos, casi tanto como la luna o más. ¿Cuántos de ustedes han visto Kazajistán? Yo, al único que conozco que lo haya pateado es a mi primo Emilio. Cada vez que se iba de viaje andaba por  lugares raros – una vez salió en el Sur que ¡hasta lo habían visto por calle Larios! - como  Libia, Egipto, Líbano, Siria, Kazasjitán… Pues al poco tiempo, en alguno de esos países, había un levantamiento revolucionario. Nosotros en bromas le preguntábamos. ¿Emilio, el próximo periplo…?

Sonrisas aparte, allí no está la cosa para bromas. Dan noticias que hieren el alma. Leo un titular donde se dice que el presidente de la República, ordenó tirar a matar. ¿Cómo puede ser eso? La noticia debe estar sacada de contexto. Mejor que sea así, porque de lo contario, da pánico.

De suelo kazajo – cosmódromo de Baikonur, que es propiedad aún de Rusia - salió al espacio Yuri Gagarin, el primer hombre que subió a donde no había llegado ningún ser humano. ¿Ven cómo eso de la luna del comienzo no encierra tanto cachondeo? Kazajistán es la economía más potente de Asia Central. Abarca desde el Caspio a la Meseta de Altai.

Allí en su suelo, que es muy rico en petróleo – la protesta ha surgido por el alza de los precios del gas – que representa el 21% del PIB que yo no sé qué es eso pero sí que supone mucho dinero. Es el primer productor mundial de uranio y tiene además manganeso, hierro, cromo y carbón. EE.UU es el dueño del 50% del yacimiento de Tengiz (un tercio de la producción anual de Kazajistán…) y el actual gobierno es de tendencia...¡pro China! Todo calentito, calentito…

Nosotros, que vivimos tan lejos, no tenemos gas natural (de otras cosas, tampoco). Compramos el 99%  del gas fuera. Nos cierran el paso por el Magreb y el frío apretando… Y ahora va y se nos muere Sidney Poitiers…¡qué vida, Dios mío!

 

 

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