Viñeta publicada en La Tribuna (Valladolid)
11 de
enero, martes. Alguien dijo que las Pascuas se terminan cuando
se le ve la espalda al rey Baltasar. El refrán, dice otra cosa: “Hasta San
Antón, Pascuas son”. Las dos pueden ser verdad. La primera, porque después del
paso de las carrozas – donde pasaron, claro – la chiquillería se encerró con la
respiración contenida a la espera del amanecer que tardó mucho en llegar y
aguardó las horas más largas que pueden aparecer en la vida de un niño.
El calendario dice que andamos
en plena cuesta de enero. En este enero, que sí se presenta frío y con grandes
heladas es, además, por ahora muy seco. San Antón está como quien dice al
revolver de la esquina, pero faltan unos días y habrá que irlos andando, vamos,
pienso yo.
La noticia ha saltado con unos
días de atraso. Un brote psicótico impulsó a un hombre de veinte años a matar a
su padre en Bargas. El hombre está retenido en un hospital de Toledo… Uno
cuando lee estas cosas, siente un pellizco por dentro. La locura es una
enfermedad terrible.
El doctor Marañón hizo un
estudio magnífico de los internos del Hospital de Afuera de Toledo. El Greco
los había retratado en su colección de apóstoles. Don Gregorio afirmaba que las
figuras que había llevado al lienzo, eran personas desequilibradas como
consecuencia de la locura. Analizó sus ojos, la expresión de sus rostros, las
miradas perdidas…
En su opinión, la esquizofrenia
era una de las enfermedades más crueles, porque ante cualquier dolencia o
padecimiento, la gente se compadece, pero del loco ¡se ríe! El jamás consintió que
en su presencia se contasen chistes de locos… Don Gregorio, hoy casi un
desconocido para muchos españoles, era un ser excepcional.
La ‘cuesta’ de enero tenía su
mala literatura propia. Eran unas horcas caudinas para las personas mayores que
soportaban una dificultad más añadida. Se revestía de gripes, constipados, toses, fríos… Y a eso,
por si fuera poco, se le unían los gastos, en ocasiones pasados de
presupuestos, originados en las fiestas que acababan de irse delante de las
espaldas del rey Baltasar. Del enero de este año… Pues eso, vamos a dejarlo
como se ha presentado que es para salir corriendo y no mirar ni para atrás,
pero poquito a poco metidos en el chaquetón del optimismo, no sea que la cuesta nos asfixie…
No hay comentarios:
Publicar un comentario