lunes, 3 de enero de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Luna nueva

 

            Cielo en noche de luna nueva


3 de enero, lunes. Dice el calendario lunar que hoy, precisamente hoy, tenemos la primera luna nueva del año. La luna esta noche no se verá en el cielo. La iluminación solar la va a tener oculta y comenzará, a partir de mañana, el cuarto creciente. La luna en todo su esplendor, o sea, la luna llena aparecerá en el firmamento el día diecisiete de este mes. Completa el ciclo.

Dicen los que saben, que la luna de enero es la más clara de todo el año. También dicen que es la luna del celo de los gatos y que su luz llega a los rincones más escondidos. No sé cuánto puede haber de verdad pero algo de diferente a otras lunas sí que tiene. Al menos, a mí me lo parece.

En una ocasión en Tromson, en las cercanías del Círculo Polar Ártico, supe que por la mediación enero, ellos atisban el primer rayo de luz en el cielo. O sea, ven como ya van a ir alargándose los días hasta la culminación en el solsticio de verano… En mi ingenuidad – preguntón que es uno – inquirí: ¿y cómo pueden vivir ustedes con seis meses de oscuridad? ¿Y ustedes – me respondieron – con cuarenta grados a la sombra?

Ahora en estos días, la noche es oscura. Alguien diría que invita al recogimiento. A andárselas en torno a la chimenea al amparo de la lumbre que hace que ardan los troncos viejos. Eso de decir que, si además, se tiene un libro entre las manos, puede sonar a tópico. De verdad que no lo es, palabrita del Niño Jesús, que por cierto, ya se nos va haciendo grande  y los Reyes llaman a la puerta.

Algunas noches son extraordinariamente bellas. Estas noches sin luna tiene un encanto enigmático. Son silenciosas y parece que se agrandan los ruidos. Se nota en el trasiego de lechuzas en el palomar o cuando ladran los perros en la lejanía y corren las sombras como si un escalofrío se escapase desde dentro. Son las noches contrarias a esas noches placenteras del verano. Ahora la naturaleza está echada, agazapada. No quiere que nada ni nadie la moleste, sobre todo en la luna nueva  cuando todo está oscuro y las estrellas parecen más frías y aún más distantes.

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