31 de enero, lunes. Las cumbres de la Sierras de
Almijara y Tejeda casi tocan el cielo con las yemas de sus crestas… Son las sierras
de una tierra quebrada que baja del cielo al mar, y entre lo alto y el rebalaje,
por el camino forja hombres y mujeres de
sudores y recios principios. Personas entregadas al suelo que los vio nacer y
crecer. Soñaron y soñaron y yo conozco a quienes de aquellos rescoldos del alma,
hicieron que nacieran versos. Versos de amor y ternura, de generosidad y
entrega, de denuncia, versos de quienes
se hicieron a sí mismos contra todos los tiempos.
A media mañana me entró un
correo de María Gómez Riera. No sé cómo se cruzaron nuestros caminos, (los de
María y los míos) Creo que la conocí en una exposición de fotografías de Felipe
Aranda, pero no lo recuerdo con exactitud. Sí sé que, desde entonces, he tenido
una suerte enorme. Esta mujer destila
dulzura y exquisitez, porque es poesía y la regala, como uvas moscateles
doradas y maduras desgajadas de un
racimo, a modo de versos…
Habla de su tierra de la
Axarquía, de Almáchar, de lomas ahítas
de viñas, de racimos tostados por el sol del verano, del trabajo de azadas que
labran las cepas… de los temores a las lluvias, que a veces venían por
septiembre sobre los paseros.
María ha condensado dentro de
una apariencia de fragilidad, la fortaleza de la niña que supo de los vientos que suben de la mar de Alejandría – que está muy lejos - cargados
de salitre y que se derraman a modo de sudor, por la frente. Axarquía – la
tierra que está al Este - tierra de
gente única. Ya se sabe “ex Oriente, lux”. Nadie les ha regalado nada. De su
trabajo, de su sudor han conseguido sazonadas con la Gracia de Dios, la mejor de las uvas posibles: la uva moscatel.
Y María que sabe cómo revientan
la yemas de los sarmientos y, luego se hacen pámpanos y racimos para formar parte
del altar del Día del Señor, y también de cómo había que emprender una vida nueva lejos de la tierra que se
quería, tanto para reemprenderla, porque las cosas son así bajo el mismo sol
pero un poco más lejos, y... Y como quien no quiere la cosa, va y nos hace un
regalo a modo de versos. Versos que
otros cantan…
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