4 de
enero, martes. La tarde no está luminosa y limpia. Hay nubes
en el cielo. Canta un bandada estorninos en el nogal sin hojas del vallado.
Entre ellos, se las andan con sus discusiones y disputas por las ramas preferidas. Esos
estorninos ya han dado su peón mañanero repasando la aceitunas moradas de los
pimpollos que se había queda atrás en los olivares de la Cuesta del Convento, y
ahora, en estos momentos en que declina la tarde, deben andar poniendo orden a
sus cuentas.
Este año, no han bajado los
rezneros blancos de vuelo acompasado y lento, siguiendo las órdenes de una
batuta imaginaria, como otros años, cuando el sol dice que le da paso a la
noche. Los pájaros tiene un reloj que los hombres no conocemos. El reloj de los
pájaros no tiene pilas que se desgastan con el uso, ni tampoco pide que se les
dé cuerda antes de coger el sueño. Los pájaros tampoco tienen que poner el
despertador de su reloj…
Este tiempo casi de primavera
adelantada ha puesto un calendario muy raro, rarísimo. La poca lluvia del otoño
dejó sin la maduración apropiada a las naranjas. “Están faltas, me dijo un
amigo de agua del cielo”. El agua del cielo cuando baja hasta la tierra está
cargada de nitrógeno y hace un abonado foliar. El hombre del campo no sabe de
esas cosas y entonces va dice que el agua del cielo “tiene la bendición de
Dios”. El hombre del campo, en su sabiduría de siglos, siempre tiene razón.
Han comenzado a verdeguear las
lomas. Le va a costar al grano, este año, romper la concha, la propia y la de
la tierra, que forma una corteza un poco dura para que al germinar la semilla
pueda abrirla y todo se alfombre con ese verdor que solo tienen los sembrados.
También les está costando a la
yerba, esas yerbecillas de nombres desconocidos que orillan las cunetas de la
carretera y los bordes de los caminos… Luego, a uno no le va a costar reconocer, que ‘mil gracias derramando / pasó
por estos sotos con presura….” Y todo lo demás que sigue y que musitamos en silencio.
Nosotros, sin que nadie nos lo diga sabremos que los dejó vestidos de su
hermosura para deleite de todos…
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