domingo, 23 de enero de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Orquídea

 

                                   


23 de enero, domingo. Antonio Machín pregonaba: “Dos gardenias para ti…” Pudo ser una varilla de orquídeas. No lo fue. La llaman la reina de las flores. Merece el título por su belleza y por sus formas. Capricho de la naturaleza, ensueño, poesía que se hace flor,  fantasía que se baja a los colores. Todo eso y más.

Por una extraña razón, se fija su existencia a los bosques cercanos a los trópicos. Es una inexactitud. Se adapta a todas las condiciones naturales. Vive en todos los climas. Cuando con la técnica el hombre entra en su cultivo, entonces toma las formas más caprichosas.

Se han roto las creencias de que solo son propias de las zonas húmedas y calurosas. Se encuentran en todos los lugares del mundo. Hay especies en las regiones gélidas del Ártico; otras, en las selvas del Amazonas. Lo mismo aparecen a nivel del mar, que en las cumbres más elevadas. Algunas especies crecen a más de cuatro mil metros de altura en los Andes…

Otro mito dice que solo viven en los árboles. Hoy, se conoce que algunas se desarrollan sobre cactus, sobre rocas o bajo el nivel del suelo. En los invernaderos los expertos han conseguido auténticas maravillas, que asombran en los mercados más sofisticados.

Su familia es de gran diversidad. Comprende cerca de mil géneros distribuidos en más de treinta mil especies, aparte de unos cuarenta y cinco mil híbridos (combinaciones de dos especies) obtenidas en la naturaleza o por floricultores. Parece excesivo; no lo es.

Son plantas perennes. No mueren cuando han producido semillas para su propagación. Es una flor que causa admiración por su belleza, fragilidad y encanto. Es la reina de la sensibilidad y su utilidad en la agricultura, enorme. Su capacidad – son campo de aterrizaje – para atraer insectos, es inusitada y así además, facilita el transporte del polen para su fecundación.

Su tamaño, forma y color también las hacen que sean muy características dentro del mundo de las flores. Su desarrollo puede ser minúsculo (de solo unos centímetros) o muy largos. Algunas alcanzan más de  treinta metros… Dos cosas quedan claras: su belleza extremadamente sutil, y la frustración que sienten los aficionados que todavía (como tampoco con el tulipán o con la rosa) han conseguido la orquídea negra. Está dentro del mito. Ah, y si por un casual, ves un jarrón con una orquídea dentro… No preguntes.

 

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