Fue por causalidad. Fue como esas
cosas que suceden de improviso y como vienen, se van. Todo fugaz, rápido como
las ráfagas de viento de levante que a esas horas de la mañana hacía sonar los
quicios de las ventanas, y de pronto, ella se posó, echó un vistazo al interior
y se fue.
Me acordé de Alberti. Un día nos
contó la historia de una paloma ilusa y nos dijo que había creído que el trigo
era el mar, que la calor, la nevada, que el norte era el sur, que tu corazón su
casa… y esas cosas… “ Se equivocó la paloma”.
Cuando Sebastián Iradier compuso
a ritmo de Habanera, ‘La Paloma’, ni
pensó, ni siquiera vislumbró, que ciento cincuenta y tantos y tantos y tantos años después, por todo el mundo se
cantaría su canción, símbolo del alma que vuela perdida, pero que en el fondo
puede ser el alma de un marino muerto – al menos así se creyó cuando las tropas
griegas derrotaron a la escuadra de Darío I bajo el mando de Mardonio al pie
del monte Athos… y de los barcos salían palomas blancas.
Antonio Molina, en la España de
“Discos dedicados”, inundaba los hogares, como ahora esos espacios televisivos
de basura, pero no, en él no, todo era exquisitez, y a media mañana, por un
bacón entreabierto la voz que salía por la radio, contaba que una paloma
blanca, blanca como la nieve – para que no hubiese dudas – que tenía el pico de
oro y las alas de plata… pues eso, que bajó al río a bañarse y él con aquel
torrente de voz la invitaba a compartir la ilusión del chapuzón en el agua…
Hay otras ‘palomas’. Al Espíritu
Santo se le representa en forma de paloma y cada determinado tiempo, le
sometemos a una prueba de existencia cuando tiene que darle el giro oportuno al
timón que rige la Iglesia….
Noé, también se las anduvo con
palomas. Sí, cuando aquello del chaparrón pasado de calibre y se tuvo que
encerrar con toda la tropa dentro del Arca y que, luego cuando escampó, la
soltó y todas esas cosas que ya sabemos.
La de esta mañana era una paloma
de ciudad. Era una paloma urbanita.
Cuándo se fue, me pregunté dónde tendría, si es que lo tiene, ese palomar que
le dé cobijo cuando aparecen los gavilanes…
No hay comentarios:
Publicar un comentario