Un día, en una visita al Museo de
Ciencia Naturales en Madrid, descubrí algo que me resultó llamativo. En una vitrina
magníficamente presentada y como correspondía al lugar, una colección de las
variedades de gorriones que existen en el mundo…
Yo, pardillo como un gorrión,
solo conocía los gorriones de mi pueblo, esos que anidan en los canalones de
los tejados y que atascan los bajantes, o esos otros que en bandadas caían
sobre los trigales de Las Lomas cuando comenzaban a granar los sembrados.
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No sabe usted, me dijo una vez un hombre con el
coincidí en la barra del bar – antes de que se formase la zaragata que nos han
liado con la pandemia –, lo sinvergüenzas
que son los gorriones de La Venta. Esos son los más desvergonzados que hay…
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Porque usted, le dije, no conoce lo pillos que son
los gorriones de las estaciones. Mire, yo tengo un primo que vivía en la
Estación de Cártama. De muchacho, muy aficionado a la escopetilla de plomos.
Cuando los veía en los plátanos orientales de la estación, sigilosamente, se
acercaba a su casa, y volvía con la escopetilla escondida…Era aparecer por la
estación y ‘la tierra se los tragaba’.
Tienen un equilibrio ecológico
increíble. Son astutos, inteligentes, parecen confiados, pero conocen las
intenciones desde lejos y en cuanto ven peligro levantan el vuelo. Granívoros,
anidan en primavera y pertenecen a los ‘paserifomes’.
Su color pardo les ayuda a
camuflarse y poseen un pico corto y rudo que les permite un constante picoteo.
No tienen un canto especial y de hecho casi el canto se convierte en un piar
continuo. Cuando hay disputas entre ellos, entonces, es una cadena de sonidos
chirriantes.
Los gorriones anidan en oquedades
y hacen un gran acopio de materiales con hojas secas, plumas, restos de papeles.
Hacen una puesta de cuatro y cinco huevos y pueden sacar hasta cuatro camadas
cada primavera.
Hay, según la clasificación
universal aceptada, cincuenta y una especies distribuidas en once géneros…El
gorrión urbano habita en casi todos los países del mundo, a excepción de la
Antártida, y ha sido la mano del hombre la introductora por todas las tierras.
Tienen un enemigo declarado en los gatos que sigilosamente se desplazan por los
tejados en su busca y captura.
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“Quién te puso gorrión, bien de pájaros sabía”…
Genial, como siempre. Gracias.
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