Caía la tarde con brisas que
venían del puerto. Esquina del Postigo de los Abades con Molina Lario. Esperaba
la hora para una cita concertada. Llegó un nota con ganas de guasa:
-
Oiga, me espetó, ¿esto es una iglesia?
-
Sí, pero salió grandecilla le digo, y la hicieron
Catedral.
El nota, que había venido por
lana y salió trasquilado, ahuecó el ala, cruzó, a la calle Strachan y traspuso (no sé si
con el rabo entre… que tampoco era cuestión… Ya se sabe). Se perdió entre la
gente.
Su torre, su única torre, se
recorta en el azul limpio de un cielo por el que vuelan palomas y gaviotas. Al
fondo, los Montes de donde baja el Guadalmendina, el ‘el río de la Ciudad’ sin
el que Málaga, - y sin palmeras, en el
parque, ni gatos sesteando, ni moros
camino de embarcarse en el Melillero, que dijo el poeta - tampoco, sería la que es.
La Catedral, de 1487 cuando los
Reyes Católicos. Se levantó sobre la Mezquita-Aljama, o sea la principal, y
todavía no se ha terminado, claro que no ha debido ser por falta de tiempo,
porque quinientos treinta y cuatro años con sus días y sus noches (algunos de
terral, como hoy) dan para mucho. La obra, la obra en serio se paró en 1789, en
que el dinero dijo que hasta aquí se ha llegado.
Por su fábrica pasó lo más
florido de los ‘maestros de obras’ de todos esos siglos. Pleitos farragosos, el
Cabildo por un lado, el Obispado por otro. Aquí dejaron la impronta de su arte,
Siloé, Enrique Egas, José de Bada, Diego de Vergara, padre e hijo, Pedro Díaz
Palacios, la saga de los Hernán Ruiz, que hasta se enumeran para diferenciarse,
aunque uno viendo la sucesión casi piensa en un presunto carácter hereditario
del empleo, y así la lista larga, muy larga.
En el siglo XVIII con
aquiescencia Real, una imposición fiscal permitía del derecho a cobrar “un real
de vellón en cada arroba de vino, pasa, y aceite embarcada en el puerto”. En
1724 se reduce a la mitad, pero se amplía a los puertos de Marbella,
Vélez-Málaga (Torre de Mar) y Estepona.
El primer Obispo, Pedro de Toledo.
Implicados, entre otros: Manrique, García de Haro, Fray Alonso de Santo Tomás…
El actual, Jesús Catalá, el deán Aguilera Cabello, en la lista de orden
alfabético y en el afecto, el primero…
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