jueves, 10 de junio de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Por San Juan, brevas

 

 


La castaña trae bajo el brazo, al otoño. Solo con ver el humo de una castañera, era sinónimo del cambio de tiempo, salvo cuando mi entrañable amigo, Antonio Díaz, ponía en la puerta de la Vera Cruz la olla y el infernillo bajo una sombrilla de playa, y lo alternaba, al otro lado, con la heladería. Antonio era hasta su jubilación, el hombre más buscavías que he conocido… Esos son otro lópeces.

Con las brevas, el verano presenta tarjeta de visita. La breva – signo de bonanza ¿Quién no quiere una breva? – llegan las primeras calores, o sea con San Juan. Rayadas, negras, con ese chorreoncito de latex cuando se despezonan…

La higuera pertenece al género de los ficus. Procede de Oriente y se cultivó hace más de 9.200 a. C. Sus frutos fosilizados, han aparecido en excavaciones en el Valle del Jordán. El hombre la conoció antes que al trigo, la cebada y las legumbres. Se extendió por Egipto y luego, por el Mediterráneo.

Algunas variedades dan dos cosechas: la breva, por junio, y el higo en los meses de agosto y septiembre. La breva es difícil de conservar porque tiene gran caducidad. El higo secado en los paseros, sirvió de alimentación a muchas generaciones. Elaborado en teleras con matalahúga y trocitos de almendras, ha sido un recurso de sociedades agrícolas de todo el Mediterráneo.

La higuera es frondosa, de hojas lobuladas. Prestó el primer gran servicio a la humanidad, según cuenta el Génesis, uno de los cinco libros del Pentateuco (los otros: Éxodo, Levítico, Números y Deteuronomio), cuando Dios descubrió la fechoría de los mozos, Adán y Eva en el Paraíso, y se taparon con hojas de higuera… (En algunas traducciones dicen que la hoja era de parra). Da igual, con la que liaron…

Los romanos expandieron su cultivo como base alimentaria. En la gran explosión del Vesubio el 79 a. C. aparecen restos de higos. Catón el Viejo la cita en su obra  De Agri Cultura. Roma la consideró árbol sagrado, como mito fundacional, porque bajo una higuera la loba amamantó a Rómulo y Remo.

Su vegetación es exuberante. Da buena sombra, es cobijo – por su fruto para mirlos, y estorninos. Su madera tiene muy mala combustión y, sin embargo, es muy blanda. “La leña de higuera, que la corte mi hijo y la queme mi nuera”. Dice el refranero…

 

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