miércoles, 9 de junio de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¿Santidad?

 

 

                           


En una ocasión, un grupo de niños asistía a la catequesis. Uno de los  chavales andaba distraído y su mente iba por esos mundos siderales por los que a veces transita ‘la loca de la casa’. El catequista se percató de la situación y sin más, observando como el chaval contemplaba las vidrieras del templo, por las que entraba el sol de la mañana, le pregunto:

-         A ver, señalándolo con el dedo y llamándolo por su nombre, ¿qué es un santo?

-         “El que deja pasar la luz”, dijo el niño sin vislumbrar siquiera la profundidad de lo que había dicho.

Desde hace un tiempo, se ha puesto en marcha, primero, un proceso de beatificación, para después elevarla a los altares a Laura Aguirre Hilla que entregó su vida por las personas, en este caso, niñas que más lo necesitaban.

Laura llegó a Álora en los comienzos de la segunda mitad del siglo XX. Anduvo por diferentes sitios: casas en distintos lugares del pueblo, convento de Flores, retorno otra vez al pueblo, y finalmente, en la carretera de El Chorro, a la salida de la localidad…

Era una mujer que transmitía bondad, entrega, humanidad impregnada de amor a Dios y a los demás. Las enormes carestías por las que atravesó para llevar a cabo su obra, y la confianza en la Divina Providencia, era tan elocuentes, que el pueblo llano, en vida, la consideraba una santa. Ahora, en su busto junto a su última morada, no faltan las flores frescas que dejan manos anónimas.

En el proceso, farragoso, lleno de obstáculos que ponemos los hombres a las cosas de Dios, se están aportando lo que llaman pruebas… Uno, en su manera de pensar lo tiene muy claro. Si el pueblo, por aclamación lo reconoce ¿qué más pruebas se necesitan?

Ya el Pueblo de Dios se ha pronunciado de manera muy clara en varias ocasiones en la Historia de la Iglesia. En Milán, el pueblo congregado, proclamó: “Ambrosio es el obispo”. Hace unos años – acabamos de celebrar el aniversario de su muerte, el mundo reconoció la santidad  - después, también, la oficialidad de la iglesia – del Papa Juan XXIII…

La tardanza es la mala. Se suscitan muchas dudas y preguntas de difícil respuesta, sobre todo cuando se ha visto procesos que han corrido como centellas para llevar a los altares a otras personas. En fin, no sé, no sé…

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