La ensenada de Bolonia, es un
lugar privilegiado del sur de España, cerca de Tarifa y limitada por las puntas
de Camarinal a sol poniente y punta Paloma por el éste. De la tierra interior,
la separa las sierras de la Plata, de la Higuera y de San Bartolomé… En frente, al otro lado del mar, Tánger. Su
playa poco profunda, de arenas finas y un régimen muy especial de vientos, la
hace apta para los deportes náuticos.
En esa ensenada estuvo ubicada la
ciudad romana de Baelo Claudia a finales del siglo II a. C. Estrabón, el griego
nacido en Turquía que aportó grandes conocimientos del mundo de su tiempo, desde
el mar de Aral hasta los confines del Mediterráneo y hasta el nacimiento del
Nilo por el sur, dijo de ella: “Baelo es un puerto donde generalmente se
embarca hasta Tingis y Mauritania. También es un emporio que tiene fábricas de
salazones”.
El emperador Claudio mandó
edificar la ciudad que nació a la sombra de la pesca, las salazones y de una
industria muy especial donde tuvo un papel relevante el garum, salsa hecha con las vísceras de los pescados y con un sabor
hoy desconocido, porque se perdió la receta aunque recientemente hay quien dice
haberla encontrado… ¡Vaya usted a saberlo!
Las ruinas de Baelo Claudia, son
las más completas para poder identificar cómo eran realmente las ciudades
romanas en la Península Ibérica. Conserva perfectamente las dos nerviaciones
fundamentales en la ciudad: el decamanus
máximus, que comunicaba la ciudad de este a oeste y el cardo maximus, de norte a sur. En sus extremos había puertas, y en
el encuentro de ambas, en el centro, una plaza a la que en Roma se le daba el
nombre de Foro.
En su entorno estaban la curia y
la basílica donde se administraba justicia, los templos dedicados a Júpiter,
Saturno y Minerva, y uno dedicado a la diosa egipcia Isis. El mayor edificio de
Bolonia es el teatro y quedan restos de la antigua muralla que bordeaba la
ciudad.
Bolonia es un lugar privilegiado,
donde al patrimonio cultural de sus ruinas une la belleza del paisaje y un mar
que ofrece en su ensenada lo que no hay en otros lugares. Después de siglos de
ostracismo por su destrucción por un posible maremoto y por las acciones de la
piratería, renace ahora con fuerza pujante.
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