Foto: ABC de Sevilla
“¿Cuánto valdría hacerle doce
varales de oro al trono de la Macarena”? preguntó Joselito a Juan Manuel
Rodríguez Ojeda delante de la Virgen del Pilar que él había regalado e iba en
la entrecalle del palio. “Mucho, José”, contestó. “Pues si ella me da vida, los
llevará”.
Ella, no le dio la vida en la
tierra, pero sí la gloria. José Gómez Ortega vivió su vida, 25 años. Había
nacido en Gelves en 1895 – “por Gelves
pasa el río / pasa despacio / bendita sea tu tierra / que nació el Gallo”,
cantó El Pali. El 20 de mayo de 1920, el toro “Bailaor” de la ganadería de la Viuda de Ortega y que había comido
la yerba muy cerca de allí, se la arrebató en Talavera.
Cosas de la vida que termina en
la muerte, Joselito, la figura más grande del momento, en desavenencias con la
afición de Madrid, no había querido torear en la Corte y se vino por la muerte
a Talavera, junto a otro río con mucha literatura: el Tajo. Su cuñado, Ignacio
Sánchez Mejías que integraba el cartel aquella tarde, encargó a Benlliure el
Mausoleo para su tumba, sin saber que también sería la suya unos años después, en
1934, cuando el toro “Granaíno” de
los Hermanos Ayala, segaría la suya en Manzanares, donde tampoco tenía que
haber estado en el cartel.
El Maestro marocho Abel Moreno –
otro grande, como lo fueron Joselito en los toros e Ignacio en la Generación
del 27 – pero él en la música, ha compuesto una marcha “Varales de oro” – y miren por dónde ya tiene la Virgen de San Gil,
la Esperanza, sus varales de oro en los
compases de algo sublime, exquisito y único.
La marcha se ha estrenado hace
unos días. La Hermandad de la Macarena le encargó el monumento en bronce, al
escultor de Morón, Manuel Martín Nieto, que recoge al maestro del toreo,
Joselito, no muerto como lo hizo Mariano Benlliure para el panteón familiar en
el Cementerio de San Fernando, sino caminado a pie, montera en mano, hacia su
Basílica de la Macarena por la que él hizo tanto, tanto…
Compases de la marcha “Macarena”, del pasodoble “Gallito”, de
zambra, cascabeles de coches de caballos, clarines que abren puerta, el
silencio y el recuerdo del aplauso a los sanitarios en año de pandemia. Lo
bordan, Hermandad, escultor, Abel Moreno, “... y Sevilla”
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