Dios se
hace Luz. Más Luz. “Y al principio, - cuenta la Biblia - dijo Dios, hágase la
luz y la luz se hizo” Día primero, porque Dios es Luz; Luz de luz; estrella
grande que, hoy brilla con su propia luz. O sea, Luz de Dios. Sol y solsticio.
Y el campo inmenso, todo bañado por Él.
Ya está
aquí. Sólo una vez al año, el sol alcanza su máxima altura. Es el día más largo,
la noche más corta. Ocurre en torno al 21 de junio. Lo llamamos solsticio de
verano. En el hemisferio norte arranca la estación más calurosa, en el sur, la
más fría.
Los
lapones – la tierra habitada del hemisferio norte más cercana al Polo, lo llaman ‘sol de media noche’ Baja, baja,
baja, pero no llega a ponerse, de tal modo que la noche no aparece. Cuando
llega el solsticio de invierno, (21 de diciembre), quien tiene casi aires de
perpetuidad, es la noche. Hasta mediados enero, no aparecen los primeros rayos
de luz.
La ida
en el mundo que hacemos los hombres, se condiciona por esas circunstancias climáticas.
No tiene nada que ver cómo vive un
bereber, que cruza el desierto del Sahara con caravanas de camellos, con las
que, sobre trineos, tirados por perros o renos, viven los samis…
Existe
otro fenómeno precioso y fugaz. Tiene nombre distinto según qué hemisferio: auroras boreales o
aurora polaris. Se ilumina el cielo en la oscuridad de la noche. Aparecen
colores preciosos. Verdes, azulados, rojizos y rosáceos. Nacen estos días en
España, colores de esperanza. Ojalá sean más tangibles - y duraderos - que las
auroras…
El
cambio climático es más serio de lo que algunos quieren ignorar. O sea, que lo
tenemos como quien dice al revolver de la esquina. En eso no tienen nada que
ver los solsticios ni las auroras. Sí – y mucho – la mano del hombre. Tala
bosques, esquilma los mares, contamina los ríos y el aire que respiramos…
Dicen
los que saben de estas cosas, que cada verano será más caluroso, menos
lluviosos los otoños y más fuera de sitio los inviernos. Nada tienen que
ver las inclinaciones del eje de la
tierra. Es así desde siempre, seguirá así, por siempre. ¿Estará sobre esta
superficie el hombre para contemplarlos?
Llega
el solsticio de este año bisiesto bajo un manto de pandemia…¿Irá el conde
Arnaldos a dar agua a su caballo a la orillita del mar?
No hay comentarios:
Publicar un comentario