Se han venido,
de pronto, los recuerdos, como las olas que esta mañana que vestían de pañuelos
blancos La Malagueta y venían a dar en el rebalaje que estaba donde siempre,
donde tú y yo aquella tardes de fin de curso, entre examen y examen íbamos a
oxigenar la mente y los cuerpos…
He bajado por el parque. Les han salido a las palomas unos competidores raros. Era gente enmascarada. ¿Adónde iban? ¿De dónde venían? He pensado en ti, en aquellas mañanas frescas cuando los jardineros esparcían el agua regando los arriates, y había penumbra bajo las palmeras. Ya no están los cisnes de la fuente que esperaban un trozo de bocadillo cuando los niños no querían más merienda.
He andado por
las calles de siempre. ¿Te acuerdas? Se hacían cortas cuando volvíamos con los
libros bajo el brazo - ¿una música de los Pekenikes por el aire? - y ninguno
quería ser el primero en despedirse y tocaban las campanas de Los Mártires y de
San Pablo, y pasaban raudos los coches con los semáforos abiertos.
¡Ay, qué
difícil era dar el giro, aquel giro de despedida, de ‘hasta mañana! “Que es un
soplo la vida...” cantaba el tango, y ahora veo que cincuenta años no es nada,
que ya nada es lo mismo. Ni los mismos olores, ni aquellas flores del arriate,
ni el cielo oscuro por encima de las luces de la ciudad que se iluminaba poco a
poco…
He buscado los
ojos que se hablaban en la distancia, y la juventud en la boca, y un volver a volver
la cabeza, y aquel andar tuyo, firme, seguro, ligero, el pelo suelto, y la
gracia de tu falda, y tu cuerpo una figura perdida entre otras gentes…
Ya no está en
Sánchez Pastor La buena sombra de las tardes de los domingos, ni el bar de Antonio en El Perchel, del que salía
un vaho caliente y viciado y olía a vino rancio, a serrín húmedo y a tabaco y a
aceite recalentado y a hombres solos que pasaban las horas en espera de la
nada…
Ya no estás
tú. Hace mucho tiempo que tú no estás, aunque yo esta mañana creía que podría
encontrarte cuando subí hasta la Normal – que tampoco está – creyendo
reencontrarme con el espejismo de los recuerdos, o sea, conmigo mismo.
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