jueves, 29 de junio de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Celeste

Dios se vistió esta mañana de celeste. Dios, cada mañana se pone el manto de colores,  a su antojo y caprich, - porque si alguien puede hacerlo, ese es Él -  y se echa a andar. Dios siempre va a la rosa de los vientos y la naturaleza toda despierta al compás que marca su paso y se pone a su servicio.

El sol apuntó pasadas las siete. Se asomó por detrás del cerro de la Fiscala, entre los Lantiscares y la Atalaya.  Cada día ya se hace un poco más perezoso. Es casi imperceptible, pero cada día ya amanece un pelín, solo un pelín, más tarde. Algo parecido ocurre con el crepúsculo del  ocaso pero, al revés. Las sombras comienzan a alargarse un poco antes.

Dios cada mañana se da un paseo y abre el abanico de los colores. Dios juega con los colores como los niños juegan a las bolas, o sea, a su antojo. Todos son suyos y están a su servicio. Los colores se acompañan con una sinfonía de cantos de pájaros que reciben las primeras luces del día.

 Las rosas,  las espigas dobladas por el peso del grano,  las gavillas que aguardan turno de era, los frutos maduros que ponen pinceladas de azúcar. Se han coronado las granadillas del vallado del camino; están maduras las moras. La higuera es un peregrinar de los mirlos que buscan en los pimpollos las brevas a las que saben que solo pueden llegar ellos. Los mirlos son unos privilegiados.

Hay un revuelo de abejas. Liban en las flores moradas de la pasiflora; el jazmín tiene un pespunte de vainica doble con suspiros de anoche. Está en flor la yerbaluisa; ofrece aroma embriagador la yerbabuena ; hay un reclamo de sensualidad.

Cantaba una tórtola cuando arrancaba el día. La tórtola tiene un nido en el almendro que está en la costera conforme se sube de la alberca. Había otro nido de tórtolas en la hueca del olivo viejo pero ya se ha volado. Ahora los pichones buscan los granos por los rastrojos.

Dios se ha vestido de celeste. La celestina le ofreció su manto. Marilina estaba allí y, también, lo vio;  los plasmó con su cámara; luego, los no lo contó…

La imagen puede contener: planta, flor, árbol, naturaleza y exterior

1 comentario:

  1. Precioso, como siempre.
    Tuve, hace ya... unos cuantos años, una alumna que tenía pro nombre Celeste. Me extrañaba mucho que en aquellos años tuviera ese nombre una chica.
    Un abrazo.

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