Con eso de
las calores parece que se han venido todos a porfía. A los bichillos chicos les
gusta las temperaturas altas. Moscas,
abejas, tabarros, mosquitos, zapateros, arañas… todos están, a porfía, -como los niños que llevaban flores
al Mes de María, ¿se acuerdan? – a ver quién sobresale de todos los demás.
Las moscas
son las que menos extrañan. Vamos, que toman posesión como si fuese, de verdad,
su casa. Las moscas no saben lo pesadas que son. O a lo mejor sí lo saben y
hacen como los políticos de tercera división que por un sillón aparentan y dan
lo que no tienen. Las moscas, cuando no tienen otra cosa mejor que hacer se
quedan flotando en el aire pensando a cómo pueden incordiar más.
Esta mañana,
temprano, casi con los primeros rayos del sol, -celebraban la entrada de verano
- las abejas ya libaban en las flores abiertas de la pasiflora. Las abejas van
a lo suyo. O sea, hacen su trabajo casi en silencio. A lo sumo, un zumbar,
cuando van grupo, anuncian de su presencia. Las abejas tienen un montón de
enemigos: los abejarucos, los primeros; luego, los pesticidas.
En el pilar
del pozo pasan sus horas más largas lo tabarros. Aprovechan esos pequeños
charcos que quedan como residuales. Vienen, se posan en el filo del agua y
beben. En todos los pilares de todos los pozos siempre hay un puñado de
tabarros apropiándose y sirviéndose del agua que sacaron, fresca y profunda,
para otros avíos.
Las arañas
son diminutas. Quieren pasar desapercibidas pero como que no. Y, pican y dejan
un retortero que mancha la piel, además del inoportuno dolor y picor. Las
arañas están en todo su apogeo, como lo están las garrapatas entre las yerbas
secas del camino y se adhieren a los perros y… bueno, ya saben lo que siguen.
Los que sí
están en su ambiente son los zapateros. Verán, justo en el paso de la
alcantarilla de la acequia un puñado de zapaterillos nadaban contra la
corriente del agua. Estaban haciendo un esfuerzo titánico. El agua se los
llevaba y ellos con impulsos secos, otra vez venían a recuperar el espacio perdido…
El verano, ha traído calor plastoso como si hubiesen dejado abierta la puerta
del infierno y una ensarta de insectos que lo hacen más insoportable todavía…
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