martes, 20 de junio de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Avisos

Dicen que cuando aparecieron los bárbaros en las fronteras de Imperio romano, un lumbreras, en el Senado, fue y dijo aquello de: “parece que hay moros en la costa”. Claro que el nota andaba mal de vista y, además, debía alumbrarse con un candil – si es que los romanos tenían candiles – porque ni eran moros ni había costa.

La Agencia Tributaria le ha mandado un recado con acuse de recibo al señorito Ronaldo. Los recados con acuse de recibo son más malos que los otros. Los indios de las praderas se mandaban recados entre ellos o a los que estaban en las montañas, con humo. No sabemos de ningún indio que amenazase al gran jefe con irse a vivir a la orilla del Pacífico, por ejemplo y, donde, por cierto, debe hacer menos calor...

Entre los mil y un asesores que tiene el bronceado guapera que vende imagen y camisetas blancas,  debe, al menos, el ‘uno’, decirle que se vaya donde se vaya, van a ir a por él y tendrá que rendir cuantas y que no es lo mismo ver a la Guardia Civil cuando se pasa la aduana del Aeropuerto Internacional Adolfo Suárez-Madrid Barajas que venir en su compañía.

Hay, también, otro mensaje con acuse de recibo. Lo llaman sentencia. No le ha hecho mucha – vamos, ni mucha ni poca -  mella al Sr. destinatario. Dice que ni se arrepiente porque lo hizo mirando por el bien del país, o sea, nosotros; ni piensa dimitir que eso es para gente que no quiere asumir su responsabilidad de compromiso… ¡No te j…!

El Tribunal Supremo, ese que es el que más manda, en su recado le aclara que es por una amnistía encubridora de presuntos – vayamos a liarla – estafadores y delincuentes, amigos, amiguetes, conocidos de copichuelas (puede que también haya otras cosas) y mediopensionistas, que se llevaron el dinero lejos, muy lejos, tan lejos que hasta allí no llegan las leyes y así ‘invitarles’ a repatriarlo.


Antes, cuando llegaba un telegrama, que era una manera de comunicar algunas noticias,  se sabía que venía con algo malo. La diferencia que antes – ahora, también – la gente normal sentíamos miedo; ahora, los chulos sacan cuello. A ver ¿cómo le ponemos al niño?

Resultado de imagen de señales de humo indios

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