Dicen que
cuando aparecieron los bárbaros en las fronteras de Imperio romano, un
lumbreras, en el Senado, fue y dijo aquello de: “parece que hay moros en la
costa”. Claro que el nota andaba mal de vista y, además, debía alumbrarse con
un candil – si es que los romanos tenían candiles – porque ni eran moros ni
había costa.
La Agencia
Tributaria le ha mandado un recado con acuse de recibo al señorito Ronaldo. Los
recados con acuse de recibo son más malos que los otros. Los indios de las
praderas se mandaban recados entre ellos o a los que estaban en las montañas,
con humo. No sabemos de ningún indio que amenazase al gran jefe con irse a
vivir a la orilla del Pacífico, por ejemplo y, donde, por cierto, debe hacer
menos calor...
Entre los
mil y un asesores que tiene el bronceado guapera que vende imagen y camisetas
blancas, debe, al menos, el ‘uno’, decirle
que se vaya donde se vaya, van a ir a por él y tendrá que rendir cuantas y que
no es lo mismo ver a la Guardia Civil cuando se pasa la aduana del Aeropuerto
Internacional Adolfo Suárez-Madrid Barajas que venir en su compañía.
Hay,
también, otro mensaje con acuse de recibo. Lo llaman sentencia. No le ha hecho
mucha – vamos, ni mucha ni poca - mella
al Sr. destinatario. Dice que ni se arrepiente porque lo hizo mirando por el
bien del país, o sea, nosotros; ni piensa dimitir que eso es para gente que no
quiere asumir su responsabilidad de compromiso… ¡No te j…!
El Tribunal
Supremo, ese que es el que más manda, en su recado le aclara que es por una amnistía
encubridora de presuntos – vayamos a liarla – estafadores y delincuentes,
amigos, amiguetes, conocidos de copichuelas (puede que también haya otras
cosas) y mediopensionistas, que se llevaron el dinero lejos, muy lejos, tan
lejos que hasta allí no llegan las leyes y así ‘invitarles’ a repatriarlo.
Antes,
cuando llegaba un telegrama, que era una manera de comunicar algunas noticias, se sabía que venía con algo malo. La
diferencia que antes – ahora, también – la gente normal sentíamos miedo; ahora,
los chulos sacan cuello. A ver ¿cómo le ponemos al niño?
No hay comentarios:
Publicar un comentario