domingo, 19 de julio de 2015

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Griegas y II

Lesbos dicen que es una isla preciosa. Las aguas azules bañan sus costas rocosas. El aire que viene de oriente trae aromas arrancados en las tierras áridas de Turquía;  un manto de olivos y plantas aromáticas cubren su suelo.

Lesbos tiene un cielo limpio y claro… Lesbos por solo eso ya sería una tierra de ensueño. Pero, además, agrega que allí nació Safo. Su poesía lírica: “¿Arde de nuevo el corazón inquieto?/ ¿a quién pretendes enredar en suave / lazo de amores?” la hace encabezar la lista de poetisas grandes de la antigüedad.

Casi no sabemos nada de ella. De su vida quiero decir. Lo que conocemos es a través de sus versos. Su amor heterosexual la hizo una mujer libre. Muy libre para los tiempos que corrían. Hay mucha oscuridad en todo lo que se ha escrito sobre ella… Fue una mujer excepcional.

Aspasia de Mileto hizo bueno, seguramente sin ella saberlo ella, que detrás de un gran hombre hay una gran mujer. Llegó a Atenas siguiendo a las hetarias – mujeres cultas y sofisticadas que vendían muy bien sus favores -. Se casó con Pericles. Dicen que tuvieron un hijo, al enviudar se casó con Lisicles, que murió pronto… Luego, de su vida no se supo más.

Los ojos negros y rasgados, las cejas pobladas, las mandíbulas recias y el pelo negro movido por las brisas le daban imagen de una mujer dura. Era los ojos de Irene Papas. La actriz jugó con el atrevimiento y el riesgo en los ‘Cañones de Navarone’ de Lee Thompson o con la pasión, la muerte y la tragedia en ‘Zorba el Griego’ de Michael Cacoyannis.

Nana Mouskouri tiene unos ojos grandes que parecen más grandes detrás de unas gafas de óptica. Nana tiene el pelo lacio y la voz aterciopelada. Nació en Creta. Arrancó su carrera musical en Atenas y, luego se extendió por el mundo entero. Nana hizo versiones de las canciones más populares en diferentes países.


Grecia estos días está en la sobremesa de nuestras casas. Viene de la mano de los telediarios. Hay otra Grecia y otras personas. No tienen nada que ver con lo que nos venden… No solo deben ellos; les debemos, en otro orden de cosas, también mucho nosotros: “ex Oriente Lux”. Pues eso.
Lesbos, Greece

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