Sonaban las notas de un piano que parecían golpear con los
nudillos en el interior… Una voz martilleaba poco a poco pero hablaba de lo
mismo, de un fin de etapa, de barcos perdidos en el horizonte, en la lejanía;
de una soledad que a partir de mañana será una compañera más… Era un música
conocida; muy conocida.
Hay un vacío desde esta mañana en la Fuentarriba. Han sido
años. Muchos años, un montón de años de puertas abiertas, de acogida detrás de
un mostrador que daban santo y seña a una personalidad distinta, de las que
marcan época, de las que dicen que ya todo no será igual.
Yo era un muchacho. Aquella noche había que presumir de
hombrecito. Me tomé la primera media de fino en vida. Recuerdo que las tapas
fueron de boquerones fritos con ensalada… Era una noche de noviembre donde me
habían comunicado el destino: CIR 14, Palma de Mallorca, Baleares…
Hoy, han echado la persiana. Bueno, no tienen persiana, son
puertas de cristales. Ahora vendrán a hacerse realidad las canciones de Sabina,
la de la sucursal del banco Hispanoamericano y la del adiós de unas de las
sevillanas universales. La compusieron los Amigos de Gines. No va a haber
pañuelo de silencio y sí mucho de muerte en el alma.
Ya ven cosas que pasan. Uno se encariña con la gente, con
las cosas, con los rincones… Uno es un pobre diablo sentimental y va saludando
por la esquinas a los recuerdos que están ahí esperando. Nos saludamos; nos
miramos. Sabe, que un día, también estará en aquella orilla con ellos…
Decía el genial Pepe Rosas que él no se despedía nunca.
Juani y Babi, o Babi y Juani que para el caso es lo mismo ponen fin de etapa.
Enhorabuena por todo lo que habéis
aportado; enhorabuena por haber sido como sois. Gracias, gracias por
todo cuanto nos habéis dado y sabed que el Bar de Salvador (que ya no era Café
Central) está la antología de los bares que fueron historia viva de Álora.
Hasta luego…
No hay comentarios:
Publicar un comentario