jueves, 2 de julio de 2015

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Donde el castillo de la Estrella

Si vas a Teba de la mano del refranero ni entras.Mira qué muestrario: “Dale y vete a Teba”; otro, “Los de Teba y los de Ardales, todos son tales” y otro: “Todos son males: salir de Teba y entrar en Ardales”. (De los soeces y mal gusto te libero).
           
Si vienes  desde Campillos párate en el arroyo de    la Venta. Deja el coche  antes de llegar al  desfiladero; acércate a pie. Escucha cómo graznan  las grajillas: prolongan el eco estridente dentro del corte de la piedra.

Desde lejos, el castillo de la Estrella - a verdad, que algunos castillos tienen el nombre hermoso, y más si como éste parece recortado en cielo - te da la bienvenida con la silueta desmancada pero llena de plasticidad y belleza.

Teba tiene historia vieja. Conoció la presencia del hombre desde muy antiguo. Útiles en piedra y bronce hallados en el Pilarejo y en la Cueva de las Palomas, son testimonios de aquellos tiempos.

Los romanos le dieron entidad y construyeron el primer baluarte defensivo del castillo, o sea, un recinto amurallado porque ellos no construían castillos y dejaron este menester para los que vinieron después, en la Edad Media.

Los musulmanes sí dieron un empuje grande.A finales del siglo XIV, las tropas de Alfonso XI de Castilla ( al que  se lo llevó de este mundo la peste negra  cuando acampaba en Algeciras) conquistaron  la villa:  fue línea de frontera.

Pero quizá lo más curioso de la historia de este castillo viene en lo que te cuento ahora.
      
Black Douglas, comandante jefe del ejército escocés, que va de camino a las Cruzadas, transportando consigo el corazón del rey de Escocia Robert de Bruce (¡qué gustos los de la  gente de entonces! ¿verdad? ) tiene noticias de lo que pasaba por los contornos de Teba. Se alió con los cristianos que por entonces asediaban el castillo. Murió en el empeño ¡Y es que hay caprichos que matan!


Una placa recuerda el hecho.

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