viernes, 24 de julio de 2015

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Justicia

Se abren los periódicos y saltan las sorpresas. Hay días en los que es difícil comprender decisiones, determinaciones, resoluciones… Se llame como se le quiera poner al niño hay cosas que tienen un entendimiento con muchas dificultades.

Queda claro que sus Señorías ejecutan lo que el Legislador le puso en un texto. Uno, a veces, se pregunta, en qué estarían pensando algunos Padres de la Patria que redactaron aquellos textos que luego, pasando el tiempo, tendría que aplicarse a los españolitos de a pie.

Hay momentos en los que también le pasan por la cabeza pensamientos raros y se pregunta si es posible – vamos, solo presuntamente – si algunas Señorías pueden equivocarse en la aplicación de algunos principios legales y por eso se lee lo que publican los medios.

Alguien dijo que el sentido común es el menos común de todos los sentidos. No andaba muy equivocado. Que Barcenas, los Pujol y toda esa reata – les libero de los principios de náuseas que puedan aparecer con solo leerlos – estén en la calle, al fresco de una terraza, de una piscina, de una playa o dónde coño quieran meterse, y no entre rejas, cuesta un montón, pero que un montón darle crédito.

Tiremos por la vía de en medio. Hace calor, mucho calor. Esbocemos una sonrisa porque si no, nos puede subir la adrenalina y ya se sabe, eso no es bueno. Nos quedamos con la aplicación de justicia del de mi pueblo.

Llega al  Juzgado de Paz. Pide al personal de servicio hablar con el Juez; lo recibe y el hombre todo correcto se dirige a Su Señoría:

-          Don Francisco ¿Cuánto lleva de multa pegarle una par de bimbas a uno que me está importunando más de la cuenta?

El Juez que lo ve venir:

-          Hombre, depende, entre cinco y diez mil pesetas a criterio del Juez que tiene que valorar los agravantes y atenuantes…


-          Pues, váyame usted aforando, diez mil duros…


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