Se abren los periódicos y saltan las sorpresas. Hay días en
los que es difícil comprender decisiones, determinaciones, resoluciones… Se
llame como se le quiera poner al niño hay cosas que tienen un entendimiento con
muchas dificultades.
Queda claro que sus Señorías ejecutan lo que el Legislador
le puso en un texto. Uno, a veces, se pregunta, en qué estarían pensando
algunos Padres de la Patria que redactaron aquellos textos que luego, pasando
el tiempo, tendría que aplicarse a los españolitos de a pie.
Hay momentos en los que también le pasan por la cabeza
pensamientos raros y se pregunta si es posible – vamos, solo presuntamente – si
algunas Señorías pueden equivocarse en la aplicación de algunos principios
legales y por eso se lee lo que publican los medios.
Alguien dijo que el sentido común es el menos común de todos
los sentidos. No andaba muy equivocado. Que Barcenas, los Pujol y toda esa
reata – les libero de los principios de náuseas que puedan aparecer con solo
leerlos – estén en la calle, al fresco de una terraza, de una piscina, de una
playa o dónde coño quieran meterse, y no entre rejas, cuesta un montón, pero
que un montón darle crédito.
Tiremos por la vía de en medio. Hace calor, mucho calor.
Esbocemos una sonrisa porque si no, nos puede subir la adrenalina y ya se sabe,
eso no es bueno. Nos quedamos con la aplicación de justicia del de mi pueblo.
Llega al Juzgado de
Paz. Pide al personal de servicio hablar con el Juez; lo recibe y el hombre
todo correcto se dirige a Su Señoría:
-
Don Francisco ¿Cuánto lleva de multa pegarle una
par de bimbas a uno que me está
importunando más de la cuenta?
El Juez que lo ve venir:
-
Hombre, depende, entre cinco y diez mil pesetas
a criterio del Juez que tiene que valorar los agravantes y atenuantes…
-
Pues, váyame usted aforando, diez mil duros…
No hay comentarios:
Publicar un comentario