miércoles, 15 de abril de 2015

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Pueblo

Recordaba Juan Ramón su pueblo, de niño, “como una blanca maravilla, / un mundo mágico, inmenso”. Moguer, el pueblo de Juan Ramón,  es un pueblo blanco cercano a la mar grande por dónde Colón se fue buscando aventuras y el sol cada tarde busca el camino de América.

José Feliciano, en los años setenta del siglo pasado cantó a su pueblo. Era un pueblo en constante agonía y lleno de tristeza. Era un canto a los amigos que partieron delante y a los que, cualquier otro día, también lo harían. Era algo así como la proclamación de la desesperanza.

María Ostiz aquella chica navarra que se casó con uno de los grandes jugadores que han pasado por el Madrid, Ignacio Zoco, también cantó a un pueblo. No nos dijo nunca qué pueblo era. Los que éramos jóvenes en aquellos años cantábamos con ella, sí, cantábamos que un pueblo era “abrir una ventana y respirar” y la sonrisa del aire en cada esquina y  trabajar y no volver la cara…

El “Nuevo Mester de Juglaría” cantó al pueblo de Castilla sublevado en la revolución Comunera. Eran otros tiempos. Hablaban de campanas que llamaban, de Justicia que no llegaba, de solución a problemas de hombres, de tierras y fueros.

Con este tiempo que nos ha traído abril, el pueblo, o sea, mi pueblo, Álora,  esta tarde estaba precioso. Un cielo de nubes que pasaban; chaparrón improvisado y el Levante haciendo de las suyas; el campo en esplendor de primavera… Tocaban las horas el reloj de la iglesia.

Desde la lejanía lo he visto  asomado de puntillas por  entre los Cerros como quien ve cómo se va el río; como quien quiere ver sin ser visto; como quien escucha los cantos de los pájaros que anuncian que viene a noche y se extasían con el perfume que sube de las  huertas sensuales y únicas…


Y he pensado en la gente que entre tanta belleza lo estás pasando mal porque le vinieron contrarios los tiempos; y me cuerdo de los que tuvieron que irse cuando éramos niños y dejaron vacíos los asientos de los pupitres en la escuela y en los que se van ahora… ¡Qué quieren! Con estas cosas se siente un pellizco por dentro…

1 comentario:

  1. Si Pepe, se siente un pellizco, pero imaginate el pellizco de aquellos que hacen medio siglo se fueron y que aún siguen fuera.

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