Si hay un puerto con el nombre bien puesto, es éste. Casi mil doscientos metros. Belleza y majestuosida.
Esta tarde estaba cerrado por nieve.
Conforme se
viene de Ronda no se nota la subida (Ronda está muy alta); desde el Burgo es
otro cantar. Ya han florecido los primeros lirios morados a pesar de lo crudo
del invierno entre las rocas. Los rebaños arriscados ramonean los espinos entre
las piedras.
Paisaje de soledad y
silencio; para gozarlo. En el Tajo del Valle de la Lifa hay un monumento al
Guarda Forestal. Se escucha el silbar encajonado del viento entre los pinos. Abajo,
a duras penas, el Turón nacido un poco más arriba, se abre el paso.
En la represa
de la “Yerbagüena” toman el agua de beber para El Burgo. Abajo, desde el
río, junto al puente arranca un camino
forestal. Va al Parque Natural. Sobre veinte kilómetros; bordea la sierra hasta subir por el “Puerto
de la Mujer” y, salir por la Fuensanta a la carretera que une
Yunquera con El Burgo.
No es terreno
para vehículos normales ni para hacerlo andando. En días como estos azotados
por el temporal lo sensato es quedarse quieto y no hacerlo de ninguna de a
maneras. Se reserva para mejor ocasión.
El paisaje se abre en
El Burgo. Campos de cereales y olivos y, en las traseras, - la parte que nunca se ve en los pueblos
- tierras para huertos de hortalizas. Aprovechan
las excelencias. Desde allí mismo una carretera lleva a Ardales… Cosa de
caminos.
Tiene el
encanto – El Burgo- de los pueblos con sabor perdido entre sierras, por las que
siempre corre un río. Orilla el pueblo un paseo que circunda el pueblo. El tajo
está ahíto de chumberas.
En el soto del
río, en las tardes de verano cantan los pájaros…
No hay comentarios:
Publicar un comentario