‘El
bueno, el feo y el malo’ fue una película de Sergio Leone, producto de la factoría
de Almería. Clint Eastwood, Lee Van
Cleef y Eli Wallach - murió hace unos
días - en los papeles de duros del cine.
Al parecer, aquel oeste, no está más tan lejano.
Dice el periódico que hoy, en Estepa, se
han vivido cosas muy feas. La gente harta ha decidido que la Justicia la
administran ellos. Manifestación – no autorizada – y luego, han ido a las casas de los ‘presuntos’ y le
han pegado fuego. No había nadie dentro. Menos mal.
Hace unos años fue en un pueblo de Jaén.
La semana pasada - aunque por otro impresentable móvil – en el metro de
Barcelona. No hace mucho en un barrio de Sevilla… ¿Mañana? ¡Sabe, Dios, donde
será mañana! ¿Qué pasa?
Cuando se venía de Málaga por la carretera de la
margen izquierda del Guadalhorce y no estaba hecha la autovía, o sea, se andaba
con menos prisa y los coches traían las ventanillas abiertas, en las noches de
abril, al llegar a la curva de la Cuesta del Carmen, en Cártama entraba olor a
azahar. A primavera, a vida…
Algo parecido ocurría en Estepa. Calor
sofocante de verano. Cambiaban los olores. Se olía a canela, matalahúva, ajonjolí… Anunciaban mantecados.
Trabajaban las fábricas. Preparaban los productos porque vendría el frío y,
luego, la Navidad.
No sé a qué habrá olido esta mañana el
aire de Estepa. Estepa compite con Écija y Antequera en torres de iglesias. Tiene
una preciosa – la de la Victoria – la única que queda de la desparecida iglesia
de los Mínimos. Araña cielos azules; se asoma al mar de olivos.
Intuyo que Estepa donde, al parecer,
falta Justicia y sobran justicieros, esta mañana, olía a algo muy feo. Aire
viciado por odio, desagradable. En esos temas no hay – por mucha razón que
asista – ‘buenos’. Que se vayan, también, ‘feos y malos’. Música, Morricone.
Hace falta otra música y torres que compitan, en belleza y altura, con la
Giralda. Nunca con las columnas de humo.
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