Por lo alto de las sierras de Gibalto y de San Jorge se
columbran las nubes por un cielo azul y limpio. No tiene la fuente – la Fuente
de los Cien caños donde casi arranca el Guadalhorce - el borboteo de agua de
otros meses mayores donde la caliza filtra el agua que le sobra.
Por la radio del coche - mientras vamos a la fuente - dicen que ya tenemos ‘nuestra’ mujer muerta de cada
día. Hoy le ha tocado a una chiquita de catorce años. Cambia el encaje de las
muñecas por los crisantemos de color blanco crudo delante de una lápida de
mármol frío de un camposanto.
Cintas, muchas cintas, dirán de recuerdos, de cariños, pero
ella ya no estará aquí para leerlas… Tampoco estará la madre de adopción que se
lo trajo –canalla de mierda- para darle una vida digna lejos de la miseria a la
que la vida lo había destinado y él el corresponde con puñaladas en el corazón…
No vendrá tampoco la niña china de Santiago… ¡Ni qué sé yo! Se dispara el
número de mujeres muertas.
Cacarea el otoño por los pimpollos de los chopos. Están
vestidas, todavía, las higueras que rodean
la fuente. Álamos negros, sauces y alisos se preparan para pasar el tiempo que
vine. Tintinean las hojas en la altura y muestran colores más pálidos, como
quien entrega la cuchara ante lo que es inminente…
Llamamos a mi amigo Fulgencio pero no está. Los que sí están,
doblados de aceitunas ahítas de aceite nuevo que piden almazara, son los
olivos. Centenarios, ordenados, en perfecta ordenación de revista, se alinean,
a lado y lado, de la carretera.
Llovió hace unos días. El barro acumulado - lo apartaron las
máquinas - se seca al sol en la cunetas y deja rastros de los arroyaderos del
agua en los barbechos. Pasado el Cortijuelo un rebaño de ovejas se acarran.
Pasan el calor de la siesta; pega, con fuerza, el sol.
Mi río y yo convenimos que este mundo está loco. Loco de remate.
La radio sigue y sigue... Me quedo con El Barrio. Canta el coro infantil: “A la
fuente del deseo dice mi madre que vaya / a ver si me sale novia la más bonita
de España / En la fuente del deseo solo beben las palabras / la más bonita de
Roma” ¿Será la Fuente de los Cien caños?
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