A nosotros, desde la mirada de niño de pueblo, ‘el Bollao’
nos parecía un artista. Hacía lo que otros hombres del pueblo no hacían y
encima, sus artilugios - mecanismos complicadísimos - funcionaban por aquello
de “mantente mientras cobro”.’
‘El Bollao’, componía, con cartón y cañas, unos muñequillos
recortados - “bartolitos”- que mediante guitas accionadas, manualmente, subían
y bajaban. Todo era movimiento. Todo era arte de prestidigitador que sólo se
movía en sus manos y que en las extrañas pues…
Tenía ‘el Bollao’ una cuadrilla de hijos que sacar adelante
en edad de generar hambre y la subsistencia que había en aquel tiempo; la noche
y el día y poco más. Rafael Ruiz - que así se llamaba ‘el Bollao’- vivía en el
Barranco y le metía mano “a tó lo que se podía vender”.
Castañas, pimientos, dátiles…; le pegaba a las rifas y a las
cartas. Se jugaba a la pila y al montón. Antonio Díaz, me habla de él y de sus
andanzas comerciales que tenía, en ‘sociedad’, con su padre. Recuperada la ‘inversión’
abarataba la mercancía. Había que terminar la existencia y salir de ella. En la
taberna de Antonio Martos, con un par de tientos callados, sellaban la jornada.
Por la Fiesta de los Tontos, en las Cruces se juntaba la
gente: pandas de verdiales, curiosos al reclamo del festejo y vendedores
ambulantes al amparo del posible comercio de niños y grandes. Corría el poco
dinerillo que había. Era Navidad y se acababa el año.
¿Los precios? Según iba la feria a ‘perra gorda’ o a ‘perra
chica’. Una fortuna para quien no llegaba a una peseta el capital que llevaba en
el bolsillo. “Maestro, le dice el niño, en plena fiesta de las Cruces, el
bartolito no funciona” Y ‘el Bollao’, sin perder la compostura, contesta: “Niño
porque está amorriangao”.
Por las tardes, miles de gorriones acuden a los ficus del parque. Vienen a pasar la
noche. Pían. Se empujan entre ellos; buscan la mejor rama… Me acuerdo de los
versos de Juan Ramón. Hablaban de los pájaros que seguirían cantando, de
campanas, del pueblo nuevo de cada año… Ya ven,
a mí me ha dado, esta tarde,
por subir al tren de la
nostalgia.
Jajajajaja, Aún se dice en mi casa cuando nos dicen o decimos, ¿que estas durmiendo?, contestamos en la mayoría de las veces, No, estoy amorriangao como los bartolillos del bollao.
ResponderEliminarPodría sintetizarlo y ponerlo en el aprtado de cosas...... de álora.