A media mañana llegó el hombre con la trompeta y un amplificador que extendía el sonido por
toda la calle. Los gorriones del parque ya se habían ido. Se perdieron el espectáculo.
Los jubilados que llenaban los bancos buscando las sombras comentaron la
incidencia. “Fíjate, dijeron, si la cosa está mala que ya no vienen ni
húngaros”.
Era un presagio de malos tiempos cuando aparecían los húngaros. Como si
lo que vivían, entonces, podía tenerse
por bueno… No tenían ni que llevarse a la boca y decían, encima, que los ‘húngaros’
anunciaban algo peor. El que no se conformaba era porque no quería…
No sabíamos nada de ellos. Como llegaban, se iban. Se
presentaban y pasaban raudos, veloces, ni se anunciaban ni dejaban rastros. La
cabra, un mono tiñoso, la escalera de
dos patas, un hombre y una trompeta. La mujer liaba un pañuelo de colores a la
cabeza y sus vestidos eran harapos que colgaban casi hasta el suelo…
Nunca anunciaron ni su procedencia ni el destino. “Niño, nos
dijo un día, un hombre al que le preguntábamos después de que habían actuado en
la plazoleta de la calle Cantarranas, los húngaros vienen de Hungría…”
Y entonces el niño fue y le preguntó pero de ¿Hungría de
donde es el Honvéd? Y el hombre que no sabía que los niños comprábamos
estampitas de futbolistas en el quiosco de María ‘la del Guerra’ contestó con
destemplanza. “Niños, de Hungría, y ya está…”
Los niños comprábamos estampitas que pegábamos con gachuela
en álbumes de pastas y hojas abombadas. Allí se almacenaban los cromos. No sé
porqué en todas las alineaciones siempre
faltaba uno: Quincoces en el Valencia, Arsenio en el Coruña, Carmelo en el
Bilbao, Carlos Gomes –se escribía con ‘s’ y sin tilde porque era portugués-, en
el Granada o Campanal en el Sevilla. Debajo de la estampita ponía: Ferenc Puskas, Sándor Kocsis, Zoltán Czibor…
No sabíamos dónde estaba Hungría. Ni falta que nos hacía. Nunca
los veríamos jugar. Esta mañana se fueron los húngaros. Tampoco sabemos, hoy, a
pesar del tiempo pasado ni qué fue de aquellos álbumes de nuestros sueños ni
hacia donde se han ido, después de pasar el platillo con muy poco resultado, esta mañana, los húngaros.
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