jueves, 29 de junio de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Guadiana (1 de 5)

 

                           


      Lagunas de Ruidera (Ciudad Real)

 

29 de junio, jueves. El tren cruza veloz una tierra semiplana; no hay montañas de relieve. En la lejanía, los montes de Toledo se dibujan bajo un cielo con nubes de tormentas. La Sagra quedó atrás; ahora entramos en otra comarca; castillos desmochados; pueblos, lejanos entre sí, esparcidos, a boleo en la llanura. Soledad.

Antes de llegar a Ciudad Real un puente de hierro sobre un río seco.

-         Es el Guadiana, le digo a mi mujer, que viaja en el asiento contiguo.

-         No lleva agua.

-         No. Por aquí nunca, bueno, para ser más exacto, casi nunca. Los años de una pluviometría alta, algunas veces; otras, como éste ni gota. Los acuíferos están más que explotados; esquilmados Hace más de treinta años que ‘sus ojos no lloran’…

El Guadiana transita por tres tierras hermanas en muchas cosas: La Mancha; Extremadura y Andalucía. Si me apuran, como todos los niños traviesos, y los ríos, a veces, lo son, también por Portugal. Sus aguas remansadas, han conseguido en el Alqueva el mayor embalse de Europa. Es tan grande que hasta han conseguido un microclima.

Nace, es un decir, porque ni en esto algunos se ponen de acuerdo, en las Lagunas de Ruidera… Un rosario de nombres: Blanca, Conceja, Tomilla, Tinaja, de San Pedro, Redondilla, Lengua Batanás y Salvadora…

-         ¿Sabe, usted? – me dicen en Ruidera – cuando Azorín viajó por aquí para escribir la Ruta de Don Quijote, mi abuelo lo acompaño a las Cuevas de Montesinos y a muchos otros lugares del Campo de Montiel.

Después de la presa de Peñarroya, donde lo frenan, desaparece y es un derrame de venas y arterias que llevan el agua por la comarca…

Se pierde el Guadiana. Alguien dice que cuando sale por los “Ojos” ya es otro río. Los que saben de Geografía dicen que no, que es el mismo que solo que por aquí es tan especial que se las arregla así para jugar al escondite y esas cosas con que la naturaleza, en ocasiones, sorprende.

Por Daimiel, las Lagunas según qué tiempo canta su estiaje; en otros momentos la ausencia de gente hace que uno admire la naturaleza en su soledad auténtica; patos y muchas aves acuáticas: patos colorados, azulones, fochas… y otras de las que uno no sabe sus nombres. Nadan de manera sigilosa bajo las aneas, masiegas y carrizos y los juncos; todo es de esa quietud tan sobrecogedora que encoje por dentro.

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