miércoles, 8 de junio de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Maestro

 


6 de junio, miércoles. El Maestro es pequeño, casi escondido en una esquina para evitar las aglomeraciones, en fondo de una plaza grande cerca del arroyo Jaboneros, - en su orilla izquierda - en El Palo. (La gente de El Palo dice que va o viene de Málaga, ¡ea!). Para tasca le sobra esencia y calidad; para restaurante, le falta espacio y vocación; para taberna… tiene el sello especial de eso que lo hace diferente y participa de la tasca, y del buen comer. Decora las paredes con fotos antiguas; la vitrina de avituallamiento, con lo mejor del día...

Lo conocimos – el grupo Iluro- a través de Andrés Postigo, vecino del lugar y contertulio. Andrés es habitual en sus visitas de ‘tientos callados’; luego, cuando vamos en comandita, él como “recomendero gastronómico mayor del Reino” se encarga de sorprendernos con ese menú que no encontramos en ningún otro lugar de Málaga.

El Maestro, que le da nombre al bar, fue cocinero de un barco de pesca… Ahí, se para el sol. Además, de esos platos de cuchara, siempre tiene la sorpresa del genero pescado no lejos de la orilla. Cuando llegan al rebalaje él se hace con peluíllas, tapaculos, torillos, rubios, brecas, baquetas, pollos, boquerones, sardinas, salmonetes…

El Maestro tiene en el testero de la puerta, al lado derecho, conforme se entra y junto al apartado donde nos encenachamos los días fríos de invierno, la carta de la casa con los platos de cuchara. Sobre una pizarra escrito con tiza: arroz con “caraminero”, arroz con bogavante, arroz con gambón, arroz con langostino. Salvaje extra: arroz negro al marisco, fideo banda casa, fideo banda pulpo, fideo banda extra, arroz vino tinto…

Hay días en el que las lindes del pueblo las ponen muy retiradas y, entonces, los amigos decidimos que ese día hay que celebrar algo. Por ejemplo, es el día en que no celebramos nada, pero como es primer martes del mes… pues ‘concilium habemus’. No intentamos arreglar el mundo. Eso no tiene arreglo, pero sí el de pasar un rato de tertulia.

Fuera la brisa que viene del mar que no se ve pero que sabemos que está ahí, solo un poco más allá, al otro lado de una cortina de edificios horrendos levantados por la especulación del suelo y la luz, la sagrada, la sacrosanta luz de Málaga ¿Hay algo más bonito? ¿Hay algo más entrañable? Pues eso…

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