jueves, 2 de junio de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La chica que miraba el mar

 



2 de junio, jueves. Es la hora del crepúsculo. Sobre la Sierra de Mijas, lentamente, se oculta el sol. Los montes lejanos, al otro lado, o sea la Sierra de Almijara, se difumina entre la bruma y no deja distinguir qué es cielo o qué es horizonte. Hay un puñado de nubes deshilachadas…

Los últimos bañistas recogen los enseres. Poco a poco queda solitaria la Playa de la Carihuela. Torremolinos a esa hora cambia, una vez más, su modo de vida. Comienza su ‘otra’ vida.

Los últimos rayos del sol han puesto la mar de plata. Todo está en calma. No hay olas. En la lejanía se divisa un barco. Desde la orilla parece que es uno de esos grandes cruceros que lleva a la gente de puerto a puerto y aprovecha la noche para que duerman sus pasajeros.

Por un momento, la mar aguarda. La mar siempre aguarda a la hora prima, al alba, a la hora tercia, a que llegue esa hora, que como la mujer tiene su momento de más embrujo… La mar tiene su propio reloj y marca sus tiempos. Está en la quietud que viene un rato antes de que cambie la marea.

No hay gaviotas, ni olas espumosas. Se me viene a la mente aquello que cantaba Jorge Sepúlveda - ¿Quién se acuerda hoy de Jorge Sepúlveda?  “Mirando al mar / soñé que estabas junto a mí…”  Pero de eso, ¡hace tanto tiempo…!

Todo es arte, encantamiento. Todo es poesía, porque no es lo mismo mirar que ver, no. No es lo mismo escuchar que oír, no. No es lo mismo…

Una chica joven está sentada en el rebalaje. Su mirada se pierde en la lejanía. Tiene el pelo lacio y largo. Casi le reposa en los hombros; se abraza la rodilla con sus manos.  Recorta su figura en un contraluz. Pienso, mientras camino en charla amistosa con unos amigos, en unos versos que ahora no sé quién los escribió: “No sabes que te miro. Tienes sol en el pelo / y el color de la tarde licuándose en tus manos…”

 Se ensombrece la bahía. Se aproxima – trae desplegado el tren de aterrizaje - un avión, y otro, y otro…. Se encienden las luces de Málaga. Competencia con las estrellas del cielo. ¿Qué pensarán de todo esto las sirenas?

 Y el mar ahí desde siempre, como siempre…

 

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