21 de
junio, martes. Ya está aquí. Ha llegado entre disquisiciones de cuál es la
noche más corta o cuál el día más largo. El solsticio de verano es la magia de
la naturaleza. Cada año, se repite
mientras los hombres hacemos otras cosas.
Dicen que, a partir de ahora,
se alargan las noches y se acorta la luz del día. No va a parar hasta que lleguen esos días
cuando se toque, casi con la punta de las yemas de los dedos, la Navidad.
Entonces, en algunos lugares será noche cerrada…
-
¿Cómo pueden vivir ustedes con tanta oscuridad? Pregunté
a una chica que nos servía pescado en salazón y arenques ahumados en la taberna
de una ciudad perdida al sur del Círculo Polar…
-
¿Y ustedes, con cuarenta grados a la sombra? Me
respondió. Me calló. No había respuesta que entre dentro de la lógica.
Efectivamente el ser humano se
adapta al medio. Alguien escribió que para conocer de verdad a los hombres hay
que estudiar la geografía del lugar donde viven. Pensemos solo un momento, en
las caravanas que cruzan el desierto en África y en las otras, las de los
esquimales en las cercanías del Polo…
Las dos tienen en común solo
dos cosas: son caravanas y el protagonista es el hombre. Se adapta, en ambos
sitios, al medio donde nació, vive y morirá. Todo parece tan lógico. Otros vivimos
en otras latitudes y somos también hijos – en todos los sentidos de la palabra
– de ellas.
En estos días en que parte de
la superficie de España se ha calcinado bajo el fuego, sabemos de la impotencia
para atajarlo. Todo era pavoroso y sobrecogedor, ante la calamidad que se venía
encima a los que viven allí. En la lejanía, nos lamentábamos sabedores de que
cualquier día la ruina puede tocar por aquí. Esto va por barrios.
Solsticio de verano, días largos,
noches cortas. Oscuridad, la menos que se puede vender por estas fechas y todo
el ciclo – el ciclo de la vida- seguirá con el cumplimiento de su ruta, como el
sol que aparece por el horizonte, como el mar que se abre frente a nosotros
esas tardes placenteras en que las olas, como pañuelos de nácar le dicen adiós
y saludan a los barcos que se recrean en la bahía. Tiempo de verano….
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