El expresidente Obama en el Digital Enterprise Show de hace unos días en Málaga.
19 de
junio, domingo. Málaga era una ciudad provinciana, sucia,
maloliente y llena de gatos vagabundos en el Guadalmedina. El río solo tenía el
nombre y un sinfín de recuerdos de muerte en sus crecidas. Barro y dolor en los
barrios colindantes, antes de la construcción del pantano del Agujero.
Ese pantano fue como el huevo
de Colón. El río venía desde el Camarolo, cerca del Campo de Cámara. Cada vez
que descargaba una gota fría, que entonces no se conocía por ese nombre y sí
por una tormenta de otoño, se crecía. Las aguas lo arrasaban todo.
Alguien tuvo la idea de
construir un muro de contención con un agujero en la mediación de la presa,
pero solo con cavidad suficiente para dejar pasar el agua que admitía el cauce
y que previamente se había reforzado con dos muros, a ambas orillas, que impedían
el desbordamiento. Simple, pero ya se sabe en Málaga, las grandes decisiones
tardan tantos años en tomarse, que a esa acumulación de tiempo se le llaman
siglos.
Los tranvías eran los medios de
transporte más populares. Una línea llegaba hasta Huelín, y recogía a los
viajeros que venían a la estación de ferrocarril que entonces se llamaba de
“Los Andaluces” y los transportaba hasta el centro. La otra, larga, también
llegaba hasta El Palo. La Malagueta era casi el extrarradio y El Palo algo así
como el fin del mundo…
En la Plaza de la Constitución
que entonces se llamaba de José Antonio, pero que todo el mundo la conocía por
su nombre primero, se colocaba desde las vísperas de Navidad una tómbola. Era la
tómbola de Caridad y cada día, como gran premio, se obsequiaba un jamón. Al día
siguiente, en el Servicio Informativo de la Radio Local se publicaba el nombre
del afortunado que aquellas Navidades comería jamón en su casa. Cuando la cosa
progresó, el premio extra para todo el período fue un coche…
Media Málaga soñaba con el
jamón, con el coche en la Noche de Reyes, con comprar una radio a plazos en
Holanda Radio Luz o en Rodolfo Prados. Los tranvías llevaban en sus techos
junto al trole el anuncio de Anís del Mono y hojas de afeitar la Palmera…
Hoy domingo 19 de junio de un
montón de año después, la Málaga democrática, con una economía envidiada, ha
acudido a votar, y ha forjado su papel mundial como escudo de ciberseguridad en el Digital Enterprise Show ¿es o no,
para morir de éxito?
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