11 de junio, sábado. Es una planta que se extiende de manera
silvestre, a ambos lados del Mar Mediterráneo, desde Asia Central hasta el
Estrecho de Gibraltar. La agricultura moderna la obtiene en cultivos y su
presencia en los mercados es constante - sobre todo en encurtidos - en todas las épocas del año.
Cervantes
en su obra Rinconte y Cortadillo
habla de ellas: “… y gran cantidad de
cangrejos, con su llamativo de alcaparrones ahogados pimientos, y tres hogazas
blanquísimas de Gandul”. (Se ve que ya se hacía buen pan en Alcalá y toda
su comarca en aquel tiempo).
La
planta no requiere suelos muy ricos en materia orgánica. Se adapta y goza de
zonas áridas y pizarrosas donde la lluvia escasea y el calor, sobra. Crece en
taludes, laderas soleadas, o sea bien orientadas, en suelos calizos y no huye
de terrenos ricos en sal o en yesos. Vamos, que es dura como ella sola.
Rastrea
el suelo, se deja caer por la ladera, o se desparrama con un crecimiento más a
lo largo que a lo alto. Es una planta pobre en hojas, espinosa – como todas las
que se adaptan a la sequedad – y junto a sus hojas, deja que crezcan las púas
duras y afiladas en las puntas.
La
flor, preciosa. La planta se viste de colores rosáceos tiernos y se abren a
modo de rosas de Jericó. Cuando fructifican la flor se pierde rápidamente, por
lo que en una planta puede darse el caso de tener frutos y flores, a la vez.
La
industria la emplea en los encurtidos; la gastronomía moderna la pone como
acompañamiento del salmón ahumado o como un ingrediente en las pizzas. Para
encurtirlas se usa vinagre y sal. El proceso es lento; necesita maceración y
pericia de quien lo hace.
En farmacia su uso es amplio. Tiene muchas
propiedades: diurética, depurativa, vasocontrictor, ayuda a la vesícula biliar,
astringente, expectorante… Es rica en minerales: hierro, cobre, magnesio, sodio
y nutrientes.
En
España, con ligeros variantes, se le llama con nombres muy parecidos entre sí y
todos evocativos de su propia esencia. Se recolectan en primavera y principios
de verano porque luego los frutos alcanzan un tamaño de gran desarrollo y
pierden cualidades organolépticas (¡vaya palabrita). Fueron en un tiempo, ayuda estimable en la
economía de familias modestas. Las tenemos ahí, ahí mismo, casi en la puerta de
la casa…
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