Para ti...
martes, 31 de mayo de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Turbiedad en las aguas
París. Río Sena por Saint Denis
31 de mayo, martes. Cuentan y no acaban. Cuesta
creer lo que dicen algunos de los asistentes la noche del sábado al partido
final de Copa de Europa en París. Cuesta asimilar que en la ciudad de la luz y
de la libertad – eso, al menos nos vendían antes, – puede haber tanta violencia
y tanta turbiedad en las aguas.
Dos equipos de fútbol. Solo
eso. Todo lo demás es literatura. Disputaban la final de la competición en la
que han participado equipos de fútbol de casi toda Europa. En este caso, el
Liverpool del Reino Unido, con fama de seguidores que pierden los estribos, y
el Real Madrid de un país de sangre caliente que se llama España.
Pues miren por dónde ni los de
unos ni los de otros, me refiero a los seguidores, fueron los que la liaron.
Según informan los que saben, se hicieron con la bandera del desmadre los
vecinos del barrio de Saint-Denis. Vecinos de ese río cantado, soñado,
idealizado…. Pero que en esta ocasión – aflora una situación enconada y vieja -
baja con aguas que no son azules sino turbias. Muy turbias.
Dicen de un barrio marginal,
dicen de un barrio sin futuro donde se asienta ¡la cuarta generación! de gente
que llegó a Francia en busca de la liberación - que no libertad – económica que
no tenían en sus países de origen.
Adrede omito el origen de
aquellos que huyeron de la pobreza desde los otros lados de los mares, creyendo
que allí podía ser verdad que ataban a los perros con longanizas… Una
exageración más, porque para salir de la miseria, hay quien se cree hasta las
barbaridades.
Luego llega la realidad de los
hechos. Desintegración social, rechazo, vidas desestructuradas que buscan la
liberación en la droga o en la delincuencia. Los que han ido al partido de
fútbol han pasado miedo, mucho miedo. Las autoridades policiales se han
inhibido, según cuentan, ante la magnitud de lo que se les presentaba y para la
que no tenían, al parecer, más salida que la represión.
En esta ocasión la turbiedad de
las aguas la ha llevado el Sena. Quizá podrían haber sido las de cualquier otro
río de la vieja, egoísta, hipócrita y hedonista Europa. Esta Europa que se
busca a sí misma y no se encuentra. Estoy seguro que, por este camino, no.
¿Otros caminos? Ojú, como en la sentencia clásica, “cuán largo me lo fiáis”…
lunes, 30 de mayo de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El galápago indefenso
30 de
mayo, lunes. La red de riegos de la huerta es un laberinto
de gomas, empalmes, conexiones… Cada vecino ha hecho lo que ha podido. Algo así
como decir lo que les ha venido en ganas. Hay tal entramado de llaves, que casi
hace falta un manual para medio entenderlo. Da igual.
A lo que iba. En el interior de
las tuberías vive un galápago. Los
galápagos son tortugas de agua dulce. Un vecino que sabe mucho, bueno que sabe
de casi todo, y entre nosotros lo tenemos considerado “como un abogado de
secano”, dice que es un galápago. Lleva razón.
Durante meses y meses el
galápago no se ve. En el tiempo de invierno, nunca. No sé cómo el animal puede
vivir en perenne oscuridad y en un espacio tan reducido como es el diámetro interior
de una tubería de riego. Es probable que haya querido salir a otear el
horizonte. Solo aparece en verano…
Por un extraño instinto estos
seres viven en las proximidades del hombre. Hay muchos animales a los que el
hombre ha amañado para tenerlos en su cercanía y luego hacer uso de ellos. Que
yo sepa, salvo en esos restaurantes exóticos donde sirven ‘sopa de tortuga’, la
gente con la que me codeo no hace uso ni poco ni mucho de ninguno de estos
animalitos.
Es posible que haga algunos
días que ha decido salir a ver cómo está el panorama. No me había dado cuenta.
Este fin de semana han venido a pasar el día con su abuelo los nietos de un
vecino que viven fuera. Esos nietos son de la mismísima piel del diablo. No
dejan tranquilos a los gatos, a los perros… No están quietos – según su madre
ni cuando duermen – nunca
Han descubierto al pobre
galápago. Han tenido la ocurrencia de invertirlo y dejar que su caparazón diese
sobre el suelo duro y la panza expuesta al sol de media mañana. El pobre animal se debatía agitando las
patitas cortas y gruesas sin conseguir alcanzar la posición original con que la
naturaleza hizo que viniesen a este planeta. Los niños – en su crueldad infantil
– se reían inconscientemente. Les he llamado la atención y luego, cuando lo he
puesto en su posición natural, el animal despacio, con sus patas en movimientos
descoordinados se ha introducido por la oquedad de la tubería….
domingo, 29 de mayo de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Y él está allí...
Castillo de Las Torres. Álora (Málaga)
29 de
mayo, domingo. Al principio, un promontorio, un cerro asomado
al valle desde el que se tuteaba con otros cerros cercanos. Asumió que era
imposible empinarse más porque otros, los que le rodean, le sacaban unos palmos
y acariciaban desde más cerca el cielo….
Vio que tenía otra manera de
estar presente. Insinuó a los hombres que su lugar era el apropiado para que se
estableciesen en su cumbre y ver cómo otros hombres subían por el río y
buscaban mercancías con las que comerciar. Y los de aquí sacaban lo que tenían
y se lo cambiaban por telas, sedas, vidrios. Los que llegaban se llamaban
fenicios; los de aquí, iberos.
Pasó el tiempo y vio como otros
hombres que venían de otras tierras bajaban por los caminos que lo bordeaban.
Iban hacia el mar. Por ambos lados, dos vías, -era como los romanos que eran
los que venían, llamaban a los caminos principales - y así por su lado oeste,
establecieron la vía de Suetonio y por las orillas el río – ellos lo llamaban
Saduca Fluvius – transitaban entre ciudades entonces de renombre: Nescania,
Antikaria y el mar donde estaba Malaca…
Desde su cumbre vio como en un
estrechamiento del río, en la Cañada del Chamizo, pusieron un puesto de peaje.
Era obligatorio pagar para pasar… O sea que eso de vaciar la bolsa de los
demás… “De casta le viene al galgo”.
Después llegaron otros. Se
llamaron Visigodos y, otros, musulmanes. Venían de los desiertos que están muy
lejos y edificaron un castillo, el castillo de las Torres, y los que estaban
aquí se las anduvieron con otros que venían del interior, cristianos, y… Eso,
guerras y desencuentros y ahora que no te lo doy y ahora que te lo quito …
Sobre lo que ya había hecho,
hicieron otras cosas, e incluso entre sus muros dejaron que durante mucho
tiempo reposaran sus muertos… Y, además de inaccesible y cerrado, era sagrado.
Y a veces cuando la luz, la
sagrada luz del Sur, en una mañana de primavera se aposenta sobre él, uno
piensa en todas esas cosas y asume que está ahí, el cerro y el castillo - que
son tan para cual - para disfrute de unos privilegiados. Y sabe que otros
privilegiados disfrutan de bosques de embrujo o de olas que van a dar al
rebalaje de las playas. ¡Cosas!...
sábado, 28 de mayo de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ...Y un zumo de naranjas.
28 de
mayo, sábado. Probablemente, usted algunas mañanas se
desayune con un café con leche, tostada con aceite y… un zumo de naranja. ¿Fresquito?,
mejor. Pero recién exprimida. Zumos hechos de antemano, no. Pierden por
oxidación, la vitamina C… Y una naranja sin vitamina, pues eso…
El pan, que sea bueno. Alguien
que sabe mucho de pan y aceite, o sea, el maestro Barbeito, me recomendó en una
ocasión el pan de Valdeflores – Venta de
los Ángeles - cerca del Castillo de
las Guardas. Me coge un poco a tras mano, pero un día que pasé por allí, - venía
de Encinasola - me hice con un acopio… El aceite…¡Ay, Dios mío! Con el aceite
pasa como con los dedos de la mano. ¡Todos son buenos! Me habló también, de un pan gallego – Forno de Lugo - y otro portugués.
El portugués lo he degustado en
casa de mi amigo Fermín Adame. Lo compra en Barracos, al otro lado del Múrtiga…
A veces, uno se va de gorrón a casa de los amigos y ya se sabe, hay quien es
tan generoso que, además, te ofrecen lo mejor. Y entre lo mejor está eso que el
cura consagra en la Misa y lo hace Cuerpo de Cristo.
Usted, cuando pida un zumo en
estos tiempos de casi verano, le van a servir uno de naranja Valencia Late.
(Valencia por la tierra donde se producía en España; luego, se ha extendido en
grandes superficies por Huelva), aunque esta variedad viene de ¡Santa Ana, al
sur de California! Late en inglés, significa ‘tardía’). Es la última naranja de
la temporada.
De sabor dulce, para mi gusto
un poco ácida. Tiene un gran aguante para resistir los primeros rigores de los
calores del verano, y es muy apropiada para su conservación en cámara. La
recolección, según qué zonas, va de abril – las más tempranas - hasta primeros de julio. Cuanto más tiempo se
aguante en el árbol, más vida tiene posteriormente.
Tiene pocas semillas, gran
cantidad de jugo y un tamaño entre mediano y grande. Aguanta muy bien en el
árbol. En España, además de la producción propia, se importan de Sudáfrica.
Alguien diría – por el tiempo en que vienen – que son las naranjas del verano.
Ah, si al desayuno le agrega un
ajo crudo (olvídese de los olores, en láminas lo pierde) tiene el mejor
antibiótico natural…
viernes, 27 de mayo de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Mayo florido
Ruiseñor en el sotobosque
27 de
mayo, viernes. Decía el romancero que por mayo “canta la
calandria y le responde el ruiseñor”. Vivo en un lugar donde no hay calandrias,
pero sí ruiseñores que, en las horas altas de la madrugada, convierten sus
maitines en una de las sinfonías más sublimes que nos puede regalar la
naturaleza para recibir al día que llega.
En las orillas del arroyo
crecen álamos blancos y negros, chopos, alisos, zarzas, un cañaveral frondoso…
La maleza impenetrable le resguarda de depredadores y en la maraña de arboleda
de ramas entrecruzadas y verdes con hojas que titilan con la brisa, encuentran
el lugar seguro para anidar.
Todos los años anida una pareja
de jilgueros entre el ramaje de la parra. Se amparan en la cercanía de casa y
buscan un sitio precioso. Son unos privilegiados, porque los pámpanos le dan
cobijo y serán los primeros en ver como granan y limpian los racimos, que poco
a poco, toman cuerpo. Escucho su canto. Veo al macho posado en las ramas de los
granados cercanos, pero todavía no he visto dónde tienen escondido el nido.
Hay también una pareja de
mirlos. Los mirlos anidan en los encuentros de los limoneros o en las ramas más
fuertes. Buscan los bichillos del estiércol del huerto y dan voladas cortas
para despistar al posible visitador no deseados de su nido.
Los que sí están repletos de
gorriones son los cipreses del borde de la alberca. Los gorriones aprovechan las
oquedades del canalón, o entre algunas tejas levantadas del tejado. Son unos
pillos. Ellos desde los cipreses, - juegan con la altura - tienen en observación directa cómo está su
nido. Los gorriones están hechos a las voces. Los más listos son los gorriones
de las estaciones. Debe ser por su proximidad al progreso y a la velocidad del
tren…
Hay también otros pajarillos
que cantan sin cesar, sobre todo, cuando apunta el día con los primeros rayos
de sol por el Cerro de la Farola: chamarines, verderones, carboneros… Los
conozco por su canto. No los tengo por amigos porque los pajarillos no tienen
amigos ¡y bien que me gustaría!
Mayo florido, hermoso, de
trigales espigados que bambolea el viento, se va despacio, lento, como tiene
que irse y dará paso a junio, el mes que tiene más preciosas las aguas del mar
y si no, que se lo pregunten al Conde Arnaldos…
jueves, 26 de mayo de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Desorientados
26 de mayo, jueves. Día luminoso de finales de
mayo. Se columbran las nubes por un cielo azul. Van de paso. Casi todo hoy va
de paso. Echo mano al azar una vez más, al maestro Alcántara. Abro Mar de fondo. Poesía Reunida. Leo: “Pasan gentes distintas por la calle /
cada uno va lo suyo que es la nada. Pasan antepasados”.
Las noticias en los titulares
de las emisoras de radio y de los periódicos, causan escalofrío; las imágenes
de la televisión lo corroboran. Gente impotente llora ante la tragedia. Es
rabia, es indignación. Es el reflejo de una sociedad hipócrita que, a mucho
tirar, en un par de días habrá olvidado la tragedia originada por un muchacho
que no tenía edad ni para estar loco, pero lo estaba.
Un poco más allá, desde ese
lado por donde viene el sol cada mañana, ha saltado otra noticia que hiela el
alma. La familia – me pregunto si se puede llamar familia a esa jauría – han
matado a dos criaturas por negarse a admitir que viven en la Edad Media. En las
costumbres, en la Ley, - o la sin ley, que puede cuadrarles mejor – en el
fanatismo cruel… Dos chicas asesinadas por negarse a aceptar un casamiento
impuesto…¡Qué horror!
Hay otro horror, pero como
viene por goteo, parece que es menos malo, o pasa más desapercibido. Desde hace unos días, es raro el telediario
donde no se informa que han matado a una mujer. Comunidad Valenciana,
Andalucía… Que yo sepa ninguna de las dos están en el Tercer Mundo (Texas,
tampoco). Ni Montemayor ni Arjona están perdidos en el mapa… A los que habría
que perder del mapa por una temporada larga, larga, muy larga – perdonen, hay
muchas cosas que uno no entiende – y que se mueran en la cárcel cuando Dios
quiera llevárselos, pero que no salgan más, que no, que no…
En este mundo que tenemos al alance
de la mano, nos sobran muchas cosas. Nos hemos empachado de felicidad de oropel
y está falto de alegría. Es gente triste que canta en su indiferencia, que
carece de lo principal, darle sentido a su vida. ¿Qué hacemos mal? ¿Qué hemos
hecho mal? ¿Dónde está la solución? ¿Dios ya no está de moda y le hemos vuelto
la espalda a Él y a nosotros? Releo los
versos del maestro. Pasan por la calle, van a lo suyo… La conclusión final
aterra: “pasan antepasados” o sea, pasan muertos en vida.
miércoles, 25 de mayo de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Ronda: la de los toreros machos
Ronda, embrujo tras la reja, flores en los balcones...
25 de mayo, miércoles. A la hora que llegues, la ciudad te tendrá reservada alguna sorpresa. Sabrás que has entrado en tierra de leyenda. Camina en paz contigo mismo. Al fondo, la serranía, entre velos de niebla da apellido a Ronda; en cualquier balcón ahíto de gitanillas - como éste que se ha puesto a tiro de foto de mi amigo Fulgencio - una evocación, un sueño…
Pedro Romero en piedra te verá pasar como a los grupos de guiris. Entra si quieres en los soportales del graderío de la Real Maestranza: Los han convertido en museo taurino. Cabezas de toros disecadas, capotes de paseo, trajes de luces, carteles, notas sueltas...
Dedícale
tu atención a un libro de “Oficios de Semana Santa”. En sus guardas dice con
letra clara “Soy de Pedro Romero.
Plaza de toros de Ronda
la de los toreros machos…”
Descubre Santa María la Mayor y en la plaza a la que se abre su puerta principal, la paz con que Ronda ha sabido arropar a sus hijos preclaros: Vicente Espinel, el del Pícaro Marcos de Obregón, – hay quien dice que es su biografía -, el de la “décima o espinela”. Ahora, con busto coronado de laurel oye - que no escucha - impasible las campanadas de la iglesia.
Recorre
la balconada del Tajo. Siente la sensación de vacío bajo tus pies; graznan las
grajillas: aprovechan las corrientes de aire para planear sus vuelos. El
Guadalevín, los molinos a media ladera… Tú, como si nada, deja que se pierda la
vista por las cumbres de la Serranía… De verdad que uno siente por dentro algo
que no se siente en muchos lugares.
Debes
ir a la Plaza del Socorro y degustar las yemas del Tajo. Hazlo. Después baja a
la judería. Ándala. Es la mejor manera de conocerla. Vete hacia donde la Posada
de la Ánimas. Pocos nombres tan evocadores y emotivos. Déjate envolver;
piérdete sin rumbo ni hora por sus calles. Al regreso comprenderás porqué Rilke
- y tantos otros - sintieron, como tú, su hechizo.
martes, 24 de mayo de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Casi noche cerrada
24 de
mayo, martes. Después de cenar, tras un día pesado de calor
bochornoso, me he sentado delante del balcón. El balcón de mi casa da a la
avenida. Cuando esa vía tenía sentido ascendente de circulación, los ruidos de
los vehículos a motor, y sobre todo, de las motos de pequeña cilindrada, eran
de horror. Imposible ver la televisión – ahora tampoco tiene mucho que ver –
mantener una conversación o centrarse en la lectura.
Desde mi balcón no veo con
nitidez el cielo estrellado de las noches de verano. Me lo impide el bloque de
enfrente y la contaminación lumínica de las traseras del Peñón Gordo. (Todavía
hay quien no se ha enterado que algunas cosas en la intimidad saben mejor). Hay
otra contaminación aún mayor, las torretas del campo de Fútbol…
Este campo de Fútbol tiene su
historia. Cuando yo era niño se llamaba el Llano de Santa Ana (apocopado, llano
Santana). A los chicos no nos dejaban
jugar los mayores. Nosotros nos íbamos al llanillo, un ensanche del Camino de
la Fuente de la Higuera, que en nuestra imaginación e ignorancia, nos sabía
como si estuviésemos jugando en el Maracaná…
El campo tenía su historia.
Cuando lo tapiaron, le cambiaron de nombre y ya tuvo vestuario que sustituyó a
‘las chumbas del veneno’ y duchas y servicios y esas cosas de la modernidad. Vino
a jugar un equipo de la capital. El árbitro cumplimentaba el acta:
-
¿Nombre del campo?
-
Nuestra Señora de Flores.
-
¿Nombre del equipo local?
-
Santa María de Flores.
-
¿Nombre del Delegado del equipo?
-
Manolo Flores
-
¿Dónde está el Delegado?
-
Ha ido a Flores por agua…
El hombre desconcertado, no
sabía a qué atenerse. ¿Esto es cachondeo, preguntó, porque en este pueblo sois
muy ‘floridos’
-
No señor, contestó el interpelado, el ‘florío’ es el utillero pero no ha
venido, porque tiene…
-
No sigas, no sigas, interrumpió el árbitro, que
te veo de venir…
El Hacho, la silueta del Hacho
se recorta en la oscuridad de la noche. Por el Monte Redondo se pone la luna en
cuarto menguante camino de cumplir su ciclo… Y entonces pienso que un vecino me
ha dicho el otro día que ya tienen los calabacines con flores y las calabazas
casi, casi…
lunes, 23 de mayo de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Donde el río Cuadros
Sierra Mágina. Bajada al río Cuadros
23 de mayo, lunes. Tarde primaveral. Mayo; calor, al sol. Un
agradable frescor sube del río y hace de la penumbra un lugar agradable, delicioso.
Es uno de esos sitios en los que a uno no le importa que se pare el tiempo. Todo
a su alrededor es bello.
Sierra
Mágina, imponente no se ve desde el interior de la frondosidad. Por el valle,
como un rumor saltarín, corre el agua clara del río nacido un poco más arriba
en el interior de una gruta. “No pueden entrar, nos dicen, porque el agua les
llega a la cintura como muy poco”. Obviamente, ni lo intentamos.
Una
escalera – mejor, un camino de piedras con escalones – desciende desde los
aledaños del santuario hasta el río. El santuario está cerrado. Cierra en las
horas de la siesta. Lo abren luego, cuando la tarde caiga y aminore el calor. O
sea, cuando el viajero tenga a sus espaldas un puñado de kilómetros de
carretera. Hay cosas que uno a veces intenta comprender. No lo consigue.
Un
pequeño sotobosque nace en las orillas del río. Presenta una masa verde,
frondosa, intensa e impenetrable. Ocupa la ladera. Asciende y avanza incluso
más arriba del santuario donde dicen que una paloma le marcó a un pastor que en
aquel sitio deberían levantar un lugar de culto y veneración a la Virgen…
Hay
a lo largo de todo el camino, un juego luminoso que penetra entra las lianas,
las yedras, las hojas de las higueras bravías... Algunas incluso cruzan de un
lado a otro del camino y dan sensación de un bosque galería impenetrable.
La
proliferación de vegetales equilibra una composición donde todo es verde, donde
las sombras fraguan un lugar umbroso, fresco, incluso con el calor de la tarde,
frío.
La
escalera forma un escorzo. No se puede transitar fuera del espacio habilitado.
La gente sube y baja. En ocasiones tienen dificultad para compartir el poco
espacio disponible. Se oyen voces en la profundidad del barranco. Es gente
aventurera que va por fuera de los caminos habilitados. Ya se sabe, hay quien
gusta de ir por donde no debería hacerlo.
Es
un escenario melancólico. Canta, en la frondosidad, oculto un mirlo.
Seguramente ya se habrá acicalado para asistir a Vísperas, cuando abran las puertas
del santuario. En la lejanía, Bedmar; abajo, el río – el río Cuadros - de aguas claras camino del Guadalquivir…
domingo, 22 de mayo de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Rusiñol, casi un desconocido
Camino de rosas. Santiago Rusiñol
22 de
mayo, domingo. Dentro de unos días, el 13 de junio, se
conmemora el noventa y un aniversario de la muerte de Santiago Rusiñol, uno de
los grandes pintores dentro del Impresionismo en la pintura española. Hoy es
casi un desconocido para una gran parte de la sociedad española.
Rusiñol, además de pintor fue
escritor. Dramaturgo y colaborador en periódicos, sobre todo en La Vanguardia.
Siempre escribió en catalán y además dio a conocer, a través de su pintura, los
paisajes – más al final de su vida en la que ya no pintaba figuras humanas,
sino principalmente espacios abiertos – de Aranjuez, donde residió durante
muchos años y del Real Sitio de la Granja de Segovia.
Pla, no lo trató muy bien en su
crítica literaria. Decía de él que su literatura “era una literatura hablada,
con el desorden del monólogo a chorro, desconocido, desorganizado, de
elucubración inconsciente”. Recuerdo haberle leído una ‘conversación’ entre dos
jefes de estación que se informan del tránsito de trenes y otra entre los
árboles de un bosque, donde se comunican que ha comenzado la tala por uno de
los extremos y que sus vidas ya están sentenciadas…
Rusiñol, creó también en Sitges
el taller-Museo “Cau Ferrat” – Cau, nido – donde quería que fuese un refugio para
pintores, poetas…, artistas en definitiva, puesto que él era el máximo
exponente del Modernismo catalán. El Museo se inauguró dos años después de su
muerte, en 1933, sin embargo, como taller funcionó desde antes, cuando adquirió
una casa de pescadores en la calle San Juan.
Santiago Rusiñol vivió en
París. Su procedencia de una familia acomodada de industriales de Manlleu, se
lo permitía. Se afincó – no podía ser de
otra manera – en Montmartre donde trabó amistad, entre otros, con Ignacio
Zuloaga. A su regreso se instaló en
Barcelona. Viajó hasta Mallorca y luego por Argentina. Vivió en Buenos Aires,
Rosario y Córdoba.
Su paso por la pintura – se le
valora más como pintor que como literato – no fue estático. Evolucionó por
varias corrientes. Desde el Impresionismo para pasar por el Modernismo,
Simbolismo, Japonismo y Modernismo catalán.
Sus paisajes, tomados de
natural, porque él salía al campo con el caballete y los pinceles en la mano,
lo hacen como un referente de la pintura española a caballo entre el siglo XIX
y el primer tercio del XX, sin embargo, hoy es casi un desconocido para muchos.
sábado, 21 de mayo de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Cerezas
21 de
mayo, sábado. Hablaba el romancero de mayo, “cuando hace la
calor / cuando los trigos encañan y están los campos en flor….” No decía nada de la cereza, ni de las otras
frutas de hueso que vienen con el verano: ciruelas, melocotones, nectarinas,
albaricoques…
La cereza y la guinda – “entre
yo y mi hermano poco nos llevamos” son primas hermanas. Solo se diferencian por
el origen del patrón. La cereza viene del prunus
avium o cereza dulce; la guinda, del prunus
cerasus o cereza ácida.
A finales de marzo, recién
estrenada la primavera, los cerezos se visten de flores, flores blancas. Un
manto de nieve efímero y plagado de abejas que libaban, llenan cerros y montes
en sus lugares de producción. La floración del cerezo es tan efímera, como
luego es la evolución de su fruto. En menos de mes y medio pasa, de flor al
escaparate de la frutería y, luego a la mesa.
La cereza se conocía en siglo I
a. de C. Parece que su origen estuvo en la zona del Mar Negro, Mar Caspio y
Turquía. De allí se extendió a Grecia y Roma y, después a toda Europa y
América. Por oriente, llegaron hasta los confines de Asia.
La guinda es más ‘moderna’. La
Casa de Barcelona dominaba la Provenza y, asentados al sur de Sacro Imperio
Romano Germánico en el siglo XII, fueron sus difusores hasta lugares lejanos,
haciéndola convivir con la cereza de sabor más dulce.
En España es proverbial la
producción de cerezas del Valle del Jerte. La variedad autóctona del Jerte se llama ‘picota’
y carece de pedúnculo que la une a la rama del árbol. De Tornavacas a Plasencia
pasando por Jerte, Navaconcejo, Cabezuela del Valle… A la izquierda, según se
sigue el curso del río, el Piornal y Garganta la Olla y Cuacos de Yuste; a la
derecha, por el Puerto de Honduras a Hervás…
En las provincias de Málaga y
Granada se está extendiendo el cultivo por Villanueva del Trabuco conforme se
asciende hacia el puerto de los Alazores; en la de Granada, por Zafarraya y la
Alpujarra. La cereza quiere frío en su nacimiento y temperatura agradable
durante su corta vida en el árbol. Las olas de calor descombran los árboles y
los dejan sin fruta.
Algunas zonas (Guijo de Santa
Bárbarba) han creado su propio licor mediante destilación en alambiques. Es una
fruta exquisita como postre.
viernes, 20 de mayo de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Preludio
20 de
mayo, viernes. Dicen que con ese nombre se conoce lo que viene
antes del comienzo de una obra. Vamos, casi la entrada. Dice el hombre del
tiempo que este año se adelanta el verano. ¿Preludio? No, no. Simple y
sencillamente, mala leche.
Se las andan con temperaturas
altas en algunas zonas del Valle del Guadalquivir. Puede parecer algo así como
un síntoma de normalidad, pero que tengan lo que dicen los termómetros por
encima de los 38º y casi 40º entonces, eso ya son otros lópeces.
Alguien me dijo que mientras el
termómetro se queda dentro de los treinta grados, a eso se le llama ‘el calor’;
cuando se superan los cuarenta, cambia de género, el masculino se transforma en
femenino y se le llama ‘la calor’.
Cuestión de apreciación. Nada más.
Lo cierto es que la luna llena,
bellísima, de hace unos días, ha dado paso a noches de calor. Noche de ventanas
abiertas en las que uno desvelado, sueña con cielos estrellados de lunares
pequeñitos de colores bajo un suspiro de esperanza - ¿por qué a la esperanza la
pintan siempre de verde? – que oculta un bosque negro, profundo inalcanzable en
su infinitud.
El viento y el sol implacable
de las siestas, han secado las lomas de Virote, y las cunetas de los caminos.
Ya no hay verde en los bordes de las carreteras. La yerba se ha tornado pajiza.
Se bambolean al viento las espiguitas secas. Han perdido su policromía –
amarillas y blancas - las margaritas y
las malvas apuran sus últimos tonos lilas.
En pocos días hemos pasado de
los verdes tiernos y suaves a los amarillos traspillados. Son amarillos que van
a estar con nosotros hasta que el otoño llame a la puerta - ¿otro preludio? – y
deje las primeras lluvias y los cuerpos entonces se nos ponen de otra manera…
Pero ¡está todo eso tan lejos!
Ahora estamos en la
trasmutación no deseada. Ahora se nos acaba el canto de los pájaros melodiosos
y vendrán los de las cigarras en las horas plomizas de la siesta y los de los
abejarucos que aprovechan las corrientes térmicas y siembran el pánico en el
colmenar. En la lejanía, por donde careen las cabras o el rebaño de ovejas, una
nube de polvo seco será la delatora de su presencia. Y mientras tanto
estaremos, una vez más, en la espera. El hombre siempre espera y espera…
jueves, 19 de mayo de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Villanueva de la Fuente
Villanueva de la Fuente (Ciudad Real). Paisaje
19 de mayo, jueves. Vaya de entrada que yo no he
estado nunca en Villanueva de la Fuente. Vaya de entrada que me las he andado
por medio Campo de Montiel, y por el otro casi medio… La cosa no es fácil de
explicar. Verán de la parte que se asienta en Ciudad Real: Villanueva de los
Infantes, Alhambra, Castellar de Santiago, Membrilla, La Solana, Las Lagunas de
Ruidera… ; de la que corresponde a Albacete: El Bonillo, Balazote, Ossa de
Montiel…
El Madoz, ese Diccionario
Historico-Geográfico que aportó tanto y que aún no lo hemos valorado lo
suficiente decía entonces que pertenecía al partido Judicial de Infantes,
audiencia territorial de Albacete, diócesis de Toledo, capitanía general de
Castilla la Nueva…
¿Hay más? Pues, sí. Está donde termina La
Mancha y comienza Sierra Morena, sus aguas van, de una u otra manera, al
Guadalquivir y a su tierra se le llama Campo de Montiel donde aquellos de “Ni
quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor”, en las luchas fratricidas entre
Enrique de Trastamara, luego Enrique III y Pedro I, el Cruel”
No queda ahí la cosa. Cervantes lo cita hasta en cinco ocasiones. Es
un privilegio. Para muestra un botón: “y comenzó a caminar por el antiguo y
conocido Campo de Montiel. Y era la verdad que por él caminaba” ¿Cabe más honor
que perdido donde Cristo dio las tres voces y no las oyó nadie, El Quijote se
haya encargado de inmortalizarlo?
Estribaciones de la Sierra de
Alcaraz. Tierra de Mesta, de churras y merinas, de ovejas y lana. Tierra –
dicen que la más elevada de la enorme llanura de La Mancha – por donde cruzaba
una vía, de Cádiz a Roma… Ya se sabe, “todos los caminos llevan a Roma”. De la
Mentesa Oretana quedan restos arqueológicos, mucho que estudiar y más por
descubrir.
No he estado nunca en
Villanueva de la Fuente. Cualquier día de estos es cuestión… Bueno, pues eso.
Ahora que la primavera recibe abierta de capa y de rodillas, en la puerta del
chiquero al verano que viene bravo y enfurecido, uno se queda con esos campos
de amapolas, con esos cerros de ensueño, con esos campos ahítos de espigas, con
olivares y choperas entre el horizonte y el cielo como algo muy bello al alcance
de la mano. ¿Un imposible? No, no, Villanueva de la Fuente….
miércoles, 18 de mayo de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Antonio y María
18 de
mayo, miércoles. Tiene – eso dice el calendario, solo ochenta
años, recién estrenaditos – cabellos blancos, blancos de nieve, abundantes, ojos
astutos escondidos tras unos lentes y una sonrisa permanente en la cara. Es un
hombre de corta estatura. Algo así como el optimismo de quien tiene andado
muchos caminos y aún no se ha cansado porque sabe que El Dorado siempre está un
poco más allá, solo un poco más allá.
Antonio era como esas
golondrinas que anuncian que viene la primavera, pero no. Verán. Él ponía el
primer puesto de castañas ¡bajo una sombrilla de playa! O sea, cuando el verano aún se aposentaba
como un tozudo que no quería irse. Su hornillón de carbón, humeaba y desprendía
calor. Luego, cuando el tiempo viraba y llegaban los atardeceres largos de
otoño fríos, allí, junto a su presencia se agradecía un calorcito íntimo de
carbón y de amistad.
Antonio, trabajador
empedernido. En las tardes largas, espaciadas en las que no corría el tiempo y
hasta las moscas dormían la siesta, él con una motillo - sin que sea despectivos, por supuesto - recorría
las calles del pueblo. En las esquinas sobresalía la voz que anunciaba la
presencia del helado…
Rivero – Autocares Rivero –
transporta viajeros en la línea desde Álora hasta El Chorro. Las mujeres habían
venido al pueblo a hacer sus avíos. Regresaban. Era mediodía y Antonio con sus
rifas – con más cartón que premio – engatusaba al personal que sacaba la
papeleta con la ilusión de que le tocase el
cartucho de caramelos, el puñado de cacahuetes…
Antonio – por cierto, que no he
dicho, Díaz su apellido – era un hombre a un canasto pegado. Recorría la banda del
campo en los partidos vespertinos ofreciendo productos para los nervios: pipas,
chicles, caramelos, a los espectadores futboleros. Verlo aparecer en cualquier
espectáculo con su canasto largo de mimbre y su asa central para engancharlo al
brazo era algo así como decir que ya estábamos todos.
Alguien dijo que detrás de un
gran hombre hay una gran mujer. En este caso, se llama María. Hace unos días me
los encontré por la calle y me dijo que ella me echaba de menos… Pues ya ves,
María aquí estoy dando lata y más lata.
Antonio y María…. Me han
honrado con su amistad. Ellos siempre me han ofrecido una sonrisa, una palabra
amable. Yo solo puedo devolveros unas líneas de afecto, Antonio que cumplas
muchos más.
martes, 17 de mayo de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El vuelo de las mariposas
Mariposa de la col
17 de mayo, martes. Alguien dijo que el aleteo de
las alas de una mariposa, puede provocar un tsunami en la otra parte del mundo.
Puede parecer una exageración, no lo es. Simplemente la sensibilidad de unas
condiciones iniciales, pueden tener unas consecuencias imprevisibles.
Las mariposas son insectos que
se clasifican en el grupo de los lepidópteros. Pasan por varias formas: huevo,
oruga, crisálida y finalmente mariposa a las que vemos volar durante el día o por
la noche. Sus alas tienen vivos colores y son extremadamente delicadas y
maravillosas.
Durante mucho tiempo la
mariposa ha sido asociada a la vida del hombre. El Doctor Marañón en su estudio
sobre la figura del ‘Don Juan’, lo veía como una mariposa que se posaba de flor
en flor sin ser feliz en ninguna. Algo así como un eterno insatisfecho que no
alcanza a conseguir la felicidad y lo hace ir de mujer en mujer, en un galanteo
constante y sin final.
Se entendía también por
‘mariposear’ a aquellos comportamientos parecidos a esa vida del don Juan y que
en definitiva era una manera incesante de pregonar su insatisfacción no solo en
el aspecto afectivo, sino en el de su propia estabilidad emocional.
En el mundo de los insectos
quizá la más conocida entre nosotros es la mariposa de la col, de color blanco
y con puntos negros sobre sus alas. Otras de diferentes colores pueden aparecer
en cualquier momento en los cristales de nuestras ventanas, sobre todo ahora
que avanza la primavera, y llega eso que llamamos buen tiempo.
Otras veces, de modo figurado
puede llegar como una mariposa en cualquier momento de nuestra vida un ser
extraordinario, sensible y sutil que deja su impronta al sorprendernos sin que
lo esperásemos. Es algo así como una manera de dejar constancia de su
presencia.
Yo, esta mañana he tenido la
suerte de encontrarme con una. Mejor, ella me encontró a mí. Era esa hora en la
que el sol ya está alto y ha andado parte de su camino. No la esperaba. Iba por
la calle y de pronto, me vio. Sorpresa
inicial por el encuentro. Luego, compartimos un rato muy agradable de
conversación, de intercambio de pareceres, de información, de programas, de
futuro. Ah, no lo había dicho es sutil, delicada… Esa mariposa se llama María.
Iba, como van las mariposas, de paso…
lunes, 16 de mayo de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Rosales en mayo
Rosaleda del Parque del Retiro. Madrid
16 de
mayo, lunes. “Adiós Madrid; adiós tu Prado y fuentes que
manan néctar, llueven ambrosías… “Lo escribió Cervantes en su Viaje del Parnaso en 1614. Naturalmente
Cervantes no conocía – entre otras cosas porque no estaba hecha – la rosaleda
del Parque del Retiro.
La rosaleda nació en 1915 como
diseño de un señor – yo no lo he visto escrito así en ningún sitio, pero
alguien que diseña tanta belleza, los que somos del pueblo llano, o sea normal
y corriente, lo llamamos ‘señor’ - de Valladolid, Cecilio Rodríguez, que entró
como aprendiz de jardinero con ocho años.
Pasó por diferentes puestos.
Naturalmente lo pusieron verde y no por el tema de las plantas, como que no,
sino porque el pueblo de Madrid, cosa muy normal en él, cuando algo no va con
su gusto – ¿se acuerdan de los motines
por el recorte de capas y sombreros y limpieza de calles con Esquilache y
Carlos III? – pues la lían. En este caso alegaban que acotando espacios para
jardines, quitaba lugares de expansión… ¡Cosas veredes, amigo Sancho!
El diseño de la rosaleda, elíptica,
se basa en la Rosaleda de Bagatelle en el Bois de Boulogne de París. Cualquier
cosa. Es un Paisaje de Luz, un paisaje cultural. Junto a ella se instala cada
año la Feria del Libro de Madrid. La rosaleda acoge más de ciento cincuenta
variedades de rosales que proceden de diferentes puntos de Europa. En su
conjunto pueden superarse sin lugar a error, más de cinco mil quinientos
rosales.
Durante la Guerra Civil fue
totalmente destruida. Posteriormente se reconstruyó a principios de los años
cuarenta. Hoy es un referente – conjuntamente con la rosaleda del Parque del
Oeste, diseñada por Ramón Ortiz Ferré, discípulo de don Cecilio-, una visita
obligada de peregrinación porque hay que cargar las pilas de todos los amantes
de las rosas.
Tiene Madrid, cuando uno llega
a ella, muchas visitas pendientes. A veces, hay que posponer algunas. Como en
aquellos puntos que no se negociaban en las huelgas, hay tres que no se tocan.
Un paseo por mayo, a sus rosaledas; pecar en alguno de sus santuarios de
gastronomía y una vista a la Casa del Libro. Yo, en esta, con el pie casi en el
estribo me he pasado por el Retiro, por el pecado del yantar y por la Casa del
Libro, en la de Alcalá 96… ¡Hay pecados que tienen cien años de perdón!