Para ti...
jueves, 30 de septiembre de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Pedro (3)
PEDRO
(3)
(viene de 2)
Santiago el
viejo, preguntó si quería que su
mujer les hiciese un café de ‘cebá tostá’,
que es lo que hay…
- No, no, respondió. Seguimos
la ruta.
Cuando se fueron los guardias,
Santiago les dijo que siguieran aventando, “no sea que se vuelvan, del lobo ni
un pelo”, y así estuvieron hasta la caída del sol.
Cuando Juana vio a los guardias
civiles en la era, cortó las tomizas que ataban el fardo en el que les tenía
preparado un avío con tocino en salmuera.
Rápidamente lo desbarató. Puso el
tocino otra vez en el lebrillo grande, como si nada. Luego, vació el saco con los panes en la
troje del pan y los cubrió con el paño blanco que de uso ya amarilleaba y sacó
los dos quesos de leche de cabra echados en agua y sal, de la talega de
muselina…, por si se les ocurría entrar en la casa y hacer un registro.
Oscurecía, el cielo estaba de
color malva, anaranjado y rojizo. Preludiaba calor para el día siguiente.
Juana volvió a empaquetar el tocino en
el fardo, los quesos en la talega y llenó el saco con los panes.
-
Santiago, le dijo Taboada, mientras los habares
en las tierras de Los Cabritos y la Alcubilla han tenido pipas en las vainas, hemos tenido comida. Ahora, ya no hay
nada. El otro día le dimos un mal rato a las dos muchachas del cortijo de La
Cuesta. Llegamos a media tarde. Desde lo alto del cerro de enfrente, vimos que
no había nadie en la casa. Estaban solas. Llegamos con sigilo. No ladraron los
perros. Les dijimos que no las íbamos a molestar y que solo queríamos
comida…Nos dieron de lo que tenían. Cuando una de ellas notó que la punta del
cañón de mi fusil tocaba en su costado, se le puso la cara blanca como de una
muerta… Le dijimos que, una hora después de que hubiésemos traspuesto por lo
alto de la loma, dieran ‘parte’ para que no tuvieran ningún problema…
-
Taboada, le dijo Santiago, la próxima vez venid
menos gente hasta la casa. Los demás que no pasen de la cuesta del pozo. Nos
pueden estar viendo desde lejos. Ya sabes… ‘Ni de la ropa que llevas puesta’.
-
Lo sé, dijo el hombre, pero ya sabe usted lo
mala que es la jambre…
(Continua…)
miércoles, 29 de septiembre de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Pedro (2)
PEDRO (2)
(viene de 1)
“Se presentaron de sopetón. Los
civiles aparecieron, recalcó, de pronto”. Venían sudorosos los caballos y los
hombres. Las armas enfundadas en las culatas de las caballerías, los pies en
los estribos, los tricornios de tela llenos de polvo, la boca seca…
Santiago el viejo, los vio venir por la realenga. Mandó a la gente que
cogieran rápidamente, los bieldos, y se
pusieran a aventar…
-
Pero si no hay marea, comentó Taboada.
-
Tú avienta y no rechistes…
Hacía calor. Era de esos
primeros calores del verano que se pega en las costillas y hace que el sudor
brote en la frente. No se movía nada de aire. La paja subía al cielo y caía
sobre el mismo sitio mezclada con el grano.
Santiago se adelantó al
encuentro con la Guardia Civil, un poco más allá del borde de la era, donde
echaban las granzas y junto al almiar que comenzaba a formarse. El jefe del
departamento era un hombre grueso, de cuello corto y acento de otras tierras. Lo
saludó. Santiago, le devolvió el saludo. Luego, antes que el guardia comenzase
a hablar, le comentó que aunque no hacía marea, había puesto a los moreros a
aventar. Tengo un par de parvas esperando, confirmó. Estamos sacando la cebada
que viene más temprana, y espera el trigo… No me fío, dijo, de esa gente,
pueden venir en cualquier momento o de noche, y pegarles un mixtazo… Ya se
sabe.
El guardia asintió. Santiago
hablaba y hablaba. No le dejaba pegar hebra. Era una manera de demostrarle que
allí el amo era él y en su casa…
La gente – Taboada, Goro,“el Colorao”, Juanillo, “el de la Loma”, Alonso, “el Gato”, Miguel, “García”… y los otros (hasta ocho) simulaban no hacer caso a los
recién llegados, ni que escuchaban nada. Le preguntó el guardia si últimamente
había visto por allí a la gente de la Sierra. Lo negó. “Tengo a mi hijo
apostado en la ventana de la cámara, sin
quitar ojo del Puerto de Jevar – dijo con convencimiento – porque tienen que
entrar por allí…”
-
Desde luego, ratificó el guardia, y si ves algo raro, avísanos con alguien de
confianza. La gente de orden en estos casos, ya sabes…
-
Claro, claro.
(Continúa…)
martes, 28 de septiembre de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Pedro (1)
Era un hombre mayor, pero no viejo. Enjuto de
carnes, greñudo y mal afeitado. Casi siempre llevaba manchas. No tenía prisa y
hablaba despacio. Nariz aguileña, ojos grandes, mirada que hablaba sola.
Pedro venía caminando despacio,
apoyándose en un bastón de madera de fresno (que era más ligera que otras
maderas), por el borde de la vía. Cuando aparecía algún tren, se alejaba un
poco de los raíles, se apartaba en el borde, permanecía quieto y lo veía pasar.
Pedro, en verano llegaba casi siempre a media mañana. Se sentaba a la sombra de
la parra y cuando tenía ganas de hablar, contaba cosas. El muchacho preguntón
lo atosigaba sin que se diese cuenta de su indiscreción – porque los muchachos
son así - y sin que Pedro mostrase signos de desagrado. A lo mejor tenía ganas
de contárselo a alguien que él sabía que lo escuchaba.
Le contó un día, que había
nacido en un cortijo entre Pedrera y Sierra de Yeguas, pero su madre ‘sacaba’
en una tienda - ya se sabe arroz,
fideos, algo de ropa (el azúcar era de contrabando…) de Martín de la Jara. El
cortijo era de un marqués, ‘pero el señorito no venía nunca por allí’.
-
O sea Pedro, en medio de la nada…
-
Más o menos.
Su padre, una noche le dijo,
que no había comida para todos. Habría que echar las redes por otro lado. En El
Bosque hizo carbón,picón y cisco… Le dijeron que por tierras de Málaga la cosa
no estaba tan mala y que en los cortijos podría encontrar algo. A él le
gustaban más las bestias que el andarse con las cabras o las ovejas y un día,
se hizo un hatillo y se echó al camino. Encontró trabajo de yegüero…
Cuando la Guardia Civil del
destacamento del Hoyo del Conde llegó
aquella tarde a la era del cortijo de los Lantiscares, dijo, que sí, que él
estaba allí…
(Continúa…)
lunes, 27 de septiembre de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Papeles viejos
Primeras luces de
un atardecer placentero. Paseábamos por calle Larios. La torre de la Catedral
se asomaba, como siempre, por ese suspiro largo de belleza o sea por la
estrechez de la calle Moreno Monroy. Le
gusta asomarse por ahí, como la mujer que mira la calle desde su balcón y cada
noche, cuando la ciudad cambia de luz da una pincelada diferente.
Pasa un
biznaguero. “Más que una flor y menos que un estrella” dijo el maestro
Alcántara de la biznaga… ¿Es la calle más bonita del mundo? Me preguntó ella.
No, le dije, el mundo tiene muchas calles bonitas, ésta es una más. En Málaga,
las enseñamos, y las compartimos…
Después, en la
esquina de Santa María, le señalé, arriba en el primer cuerpo de la torre una
ventana que da luz natural al Archivo Catedralicio. A esa hora estaba cerrada.
He pasado ahí, muchas horas, le dije, hurgando en los papeles viejos. Eso no da
dinero pero sí satisfacción. Uno es un poco raro… Copio
1495
(24-IX. (s.I).- [Málaga]
“El Bachiller Serrano como reformador de Málaga (…) hace el
señalamiento siguiente (…) en cuanto a la merced de la vecindad y tierras de
Álora, por merced, se le da la casa, tierras y otras heredades, que se habían
señalado a Rodrigo de Cazalla, que están vacantes, por las causas contenidas en
la visitación; y para completar las tierras que ha de haber, en el término de
dicha villa, se le señala todo lo que le faltaba, en las tierras que
sobraron y están vacantes en el partido
del comendador Diego de Vera, en la parte que él dejare, conforme a la
Providencia General, y que son 42
fanegas; y las otras 30 que fanegas que
para completar las dos caballerías de tierras ha de recibir además de la
vecindad, se le señalaron en lo vacante que había quedado para otras vecindades
(…). (359-260). Publicado en Los
Repartimientos de Málaga, V. F. Bejarano.
Después seguimos
paseando por la ciudad. Un río de gente subía y bajaba en el hervidero de la
calles
- No ves, ¿me preguntó pobre de luz aquel edificio del hotel nuevo?
-
Sí.
Y seguimos
empapándonos de ciudad, de recuerdos, de añoranzas, de historias, algunas
contadas en los papeles viejos.
domingo, 26 de septiembre de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Viaje a pie
Por azar me reencuentro con
esas cosas, esas pequeñas cosas con las que uno tiene conexión porque forman
parte de nosotros mismos aunque haga mucho tiempo que no se mantenga un trato
directo con ellas. Son las cosas que en un momento de no recordamos cuándo nos
llenaron de satisfacción, sembraron la ilusión y luego, dieron, poco a poco su
fruto.
Me refiero a esos libros
reencontrados por casualidad en el devaneo de la mirada por el anaquel de la
biblioteca y, de pronto, sin saber cómo el destino – no puede ser de otra
manera – nos provoca el reencuetro. Y…, alarga la mano y lo alcanza y lo abre
por cualquier página y entonces va y lee: “Está ya uno curado de la petulancia
de creer que sabe algo…”
Ah, no lo he dicho, me he
reencontrado con el Viaje a Pie de
Pla. En una de las páginas de cortesía, un sello de caucho con tinta violeta
dejó impreso: Librería Lería. J. Antonio
10 Alora (Málaga). Ya de por sí me dice que es viejo, muy viejo. Avanzo varias
páginas, y en el Depósito Legal: 1979
Comienzo en ese deambular por
las páginas que ya han perdido el color blanco, que tuvieron como pan recién horneado cuando
salieron de la imprenta. Conserva, a pesar de haberlo releído unas cuantas
veces, el olor que solo tiene los libros que llevan un tiempo sin abrirse.
Es un libro pequeñito. No tiene
muchas páginas. Ya se sabe, lo bueno… Pues eso. Cuando alguien tiene algo que
decir como lo decía Josep Pla en sus libros de viajes no hacen falta muchas
páginas. Todo en él es conciso, preciso, oportuno…
Es de esos libros en los que
uno aprende que el carro – cuando había carros, claro – en la puerta de la casa
del campo o los aperos de labranza dan idea de la labor, de la barcina que
propiciaba, de cómo debía ser la yunta de bueyes…
Uno se conecta también con el
recuerdo del cántaro en las fuente solitaria del pueblo. A lo mejor, hay un
viejo con ganas de que alguien le preste atención y el hombre se vacía en una
conversación y cuenta y cuenta y cuenta cuando le preguntas y va y dice “porque
usted por su habla no es de aquí”.
– No, señor.
– Pues venga más a menudo aunque, yo para
entonces, ya…
sábado, 25 de septiembre de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Baece
El Pago
Rural con ese nombre se extiende al pie del monte Hacho, en su
ladera oriental. De su subsuelo nacen
varios manantiales aunque de poco caudal que se aprovecha, principalmente para
riegos. Linda al Norte, con
Recibe su nombre de un personaje histórico, el alcaide de Álora, ‘Ali ben Falcun el Baeci’ que ocupa el penúltimo puesto de los musulmanes que desempeñan el cargo de alcaide de la fortaleza.
Enrique López de Coca y Castañer en “El Reino de Granada (1354-1501)” dice que: “Otro alcaide, el Baeci, de Álora, debió de ser dueño de amplios términos por una doble razón: la primera porque fue capaz de ofrecer mil doblas de oro por su rescate, tras haber sido capturado en la batalla de Lopera en 1483, la segunda, porque un extenso pago rural de Álora, que luego será repartido entre diversos vecinos cristianos, lleva su nombre.
A raíz
de su cautiverio, fue canjeado en 1484, por Juan de Robles, alcaide y corregidor de
Jerez de
Después de
Uno de
sus escuderos, Abenfalcón, aparece citado como propietario del cortijo de
Rafán, entre Casapalma y Álora, cuya extensión superaba las
Estas
tierras fueron repartidas entre diversos vecinos cristianos después de
viernes, 24 de septiembre de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Lluvia
Un chaparrón sordo ha dejado
mojada la calle. Ha sido intenso pero breve, como el vuelo de la perdiz, y el
niño aquel se ha refugiado en ese lugar de los recuerdos donde suele hacerlo los días
de lluvia. Luego, de mediodía arriba, arreció. ¡Esto ya es querer arreglar,
pensó! Ha puesto de fondo, la música que el cura pelirrojo escribió para esta
estación, o sea a Vivaldi y su ‘otoño’.
Después, recordó aquellos días
en que las primeras aguas llegaban al campo. Todo se paraba. El acontecimiento
marcaba la aparición de algo nuevo. Dentro de poco, al oreo comenzarían las yuntas en las sementeras a
dejar los granos de trigo en el surco.
El arado abría una cicatriz
profunda, lo suficientemente honda para que la orejera la arropase con la
tierra cuando el otro surco, en sentido contrario, dejase una capa cubriéndola.
Una bandada de pajarillos insectívoros picoteaban detrás del gañán, alimentándose
con los bichillos que salían a la superficie. La tierra húmeda desprendía un vaho
que se condensaba al contacto con aire. Un poco más allá, las palomas buscaban
también su propio alimento.
Dentro de unos días, en las
cunetas nacerá la otoñada. Serán la yerba punta, cardos, hinojos reverdecidos, dientes
de león, malvas, borrajas… y un montón de yerbas de nombres desconocidos que
vestirán el campo de verde, como una capa de esperanza y harán realidad aquello
de “mil gracias derramando paso por estos sotos con presura…”
Con la llegada de la nueva
estación, las parras perderán las hojas y los sarmientos quedan al desnudo esperando un par de lunas hasta que les
llegase la poda.
Ya no se verán golondrinas. Sin
hacer ruido, una mañana se habían concertado todas en los cables del tendido
eléctrico y habían emprendido la marcha hacia otras tierras.
Algo igual harán las tórtolas.
Ya no arrullarán en el pozo en las siestas largas y plomizas. Solo se
resistirán a la marcha por unos días los abejarucos, el terror de los colmenares,
pero sabe que también estan preparando el equipaje…
Había llegado el otoño con un
manto de nubes plomizas que se enseñorearon del cielo. La televisión había
informado que en otros lugares esas nubes habían descargado de otra manera y
habían dejado tragedia y ruina y dolor e impotencia… Era la otra tarjeta de
visita con que anunciaba su llega el otoño.
jueves, 23 de septiembre de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Riadas
Peridiódicamente los finales de
verano, y los primeros meses de otoño – a veces se han extendido incluso a los
primeros meses de invierno – las riadas han sido una nota negativa por cuanto
suponía en daños personales, económicos y sociales.
El Guadalmedina arrasaba la
ciudad de Málaga, hasta la construcción del Pantano del Agujero. El
Guadalhorce, hacía destrozos descomunales en toda su cuenca. Las estadísticas
informan de inundaciones y daños. Otras veces, la sequía. Se hacía bueno el
refrán: “Septiembre o seca las fuentes o se lleva las puentes”.
Entre 1544 y finales del siglo
XX, Málaga sufrió sesenta y dos inundaciones. El río Guadalmedina se salió de
madre en 41 ocasiones; el Guadalhorce, en nueve. Los barrios cercanos al cauce
de río, el Perchel y la Trinidad en la margen derecha, y parte de la ciudad de
la margen izquierda, se veían arrasados, sembrados de lodo. A muchas personas
les costó la vida.
En Álora y su término municipal,
también se sintieron aquellas catástrofes. En la riada de 1680, la crecida del
río (11 de septiembre) se llevó los tres molinos que había en el término: el de los Naranjos, Cuesta
y Acuña. En 1809, llegó a la cerca de la “Casa de la Huerta” de las Anorias del
río Acá” y bañó toda la Isla Hermosa.
En 1906 (3 de septiembre) el
río repitió riada. El mismo mes y año pero el 26, la tormenta se presentó por
la noche. El arroyo del Espinazo del Perro bañó el cortijo del Algarrobo, el
arroyo Ancón arrasó la hacienda de Dueñas, el Jévar hizo destrozos en
Casablanquilla y Venta Tendilla. La tormenta el 28 y 29 y causó la muerte de
una mujer. Tres riadas en un mes.
En 1948, el Jevar volvió a
salirse de madre y en la cañada de la Panera se ahogó un hombre. Se conocía
como “la riada de Torrijos”. Son dignas
de reseñar también, la de 1989. Sobrevino de noche del 12 al 13 de noviembre.
Los daños fueron muy cuantiosos, hasta el punto que se consideró la mayor del
siglo XX.
El 28 de septiembre de 2012 una tormenta que descargó en la margen izquierda del Guadalhorce, causó unos destrozos muy cuantiosos. El más notorio fue la destrucción del puente de Hierro en la barriada de la Estación. “… o seca las fuentes o se lleva las puentes”
miércoles, 22 de septiembre de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Y vimos como pasan otros trenes
La última luna llena del verano apareció a esa hora en que el crepúsculo llama a la puerta, pone el campo entre dos luces, y ella majestuosa, como quien se asoma al balcón de su casa, se apodera de todo el cielo que lo tiene por suyo.
Las alturas del Cerrado, en la lejanía, se recortan en un horizonte limpio de nubes. Otros montes más cercanos y más familiares están salpicados por un caserío blanco. Un puñado de árboles como sembrados a voleo, pespuntea en un morse diferente la tierra de colinas suaves y descendentes.
Abajo, muy abajo, la cicatriz de la vía del tren de Alta Velocidad (AVE) demuestra que para la tecnología no hay obstáculo que se oponga. Es un esqueleto de hormigón incrustado dentro del paisaje que lo tiene integrado y asumido como algo propio. Parece que desde siempre ha estado ahí, en ese mismo sitio y ve cómo periódicamente, la luna llena se eleva en el cielo.
El tren de Alta Velocidad de España, AVE, atraviesa el término municipal. Entra por la Sierra de Abdalajís y se pierde perforando montañas por el túnel de Taivilla. Hasta cuatro túneles, Abdalajís (7.420 metros) con un tubo doble usado en ambos sentidos de la circulación, evita el cruce de trenes dentro del espacio reducido que supone, Espartal (1.918), Álora ( 783) y Taivilla (912). Dos viaductos sobre los arroyos Jevar – que es el que recoge la fotografía - y de las Piedras, hacen que se acorten las distancias entre puntos lejanos.
El AVE a Málaga en
2007, y como sucedió con el trazado
del ferrocarril en siglo XIX, acomete
las campiñas béticas con un fácil recorrido hasta el nudo Bobadilla-Antequera,
pero a diferencia del ferrocarril tradicional, ataca “de frente” el paso de la
Cordillera Penibética y, luego, la sucesión de montañas que flanquean el
Guadalhorce por su vertiente izquierda.
La obra de
ingeniería fue colosal, la inversión enorme, pero necesaria para la economía
del Sur de España. Una lección práctica de como el hombre puede superar los
obstáculos de la orografía y una demostración de que el progreso es imparable.
La luna, como
siempre se enseñorea del cielo, deja una pincelada de poesía y dice como en los
versos de Juan Ramón, que todo será nuevo cada año para el hombre pero no para
la Naturaleza.
martes, 21 de septiembre de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Otro ritmo
Periódicamente la Madre
Naturaleza da aldabonazos fuertes, fortísimos. Viene a decir que aquí estamos
de prestado y que ella es la dueña, la que manda y la que marca el camino que
hay que seguir, aunque nosotros pensemos de manera diferente.
Estamos acostumbrados - y como los gorriones hechos a las voces y
no les prestamos oído – a que, de vez en cuando, surja algo que rompe la monotonía
del telediario, que muestra el alboroto del gallinero por una memez. Lo grande,
lo realmente grande, está en otra parte.
Terremotos, gotas frías,
sequías, temporales o como el caso del volcán de La Palma, rompen todo lo que
hay por delante sin que nadie pueda evitarlo. En el colmo de la estupidez, he
escuchado en un Servicio Informativo que la UME – la Unidad de Élite el
Ejército Español para luchar contra las catástrofes naturales – acude a
Canarias para hacer diques de contención… Así como suena. Contener la lava de
un volcán con ¡diques! ¿Se puede ser más analfabeto?
Hace unas fechas fueron los
temporales que llaman DANA, los que asolaron las costas mediterráneas de
Levante y Baleares (otras veces nos ha tocado a otros). La diferencia de
temperaturas entre el agua del mar y la tierra lo propician. ¿Quién puede parar
eso? Luego la mano del hombre, que es especialista en hacer disparates, viene y
lo lía, todavía, más.
Está reciente el terremoto de
Haití. Ese nos pilla un poco más lejos. El año pasado fueron constantes los
microseismos en la zona de Granada, que tuvo acongojada a la población. Salidas
nocturnas precipitadas y sustos morrocotudos.
Este verano han sido constantes
las informaciones que anunciaban la posibilidad de un maremoto en las costas
del sur de la Península Ibérica, como consecuencia de la falla de Averroes en
el Mar de Alborán y anunciaban que la castástrofe…
Bueno, según el periódico, el
volcán de Cumbre Vieja ha arrojado fuera de sus hogares a casi siete mil
personas y al espacio entre seis mil y nueve mil toneladas diarias de dióxido
de azufre, luego hablaremos del cambio climático y ya verán como vendrá el
espabilado de turno dando recetas mágicas para que vuelvan a hacer el camino
las corrientes ‘en chorro’ ¿se acuerdan? que decía Mariano Medina que traían
las borrascas desde Canarias al Golfo de Cádiz y nos regalaba la lluvia en
Andalucía…. ¡Qué viejo es uno Dios mío!
lunes, 20 de septiembre de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Redrojá
En el campo se conoce con el
nombre de redrojo, a la fruta que viene fuera de su tiempo natural. El limón de
la variedad ‘verna’ tiene la floración en primavera. Los meses de abril y mayo
son los apropiados para la aparición de la flor que en los cítricos se llama azahar.
No siempre tiene el cuaje y luego el fruto adecuado. A veces, intervienen
factores externos en la climatología:
lluvias, sequías, heladas, o agentes patógenos de la mano de las plagas.
En el mes de agosto suele
presentarse una floración extemporánea. Tiene menor cuaje y no siempre los
frutos presentan la calidad óptima, sobre todo en tamaño. A ese fruto se le
conoce como redrojos, en Murcia como rodrejos… Es cuestión de léxico. El fruto,
en esencia, el mismo.
El pasado fin de semana, las
calles de Málaga – en otros lugares de Andalucía, también – se han visto llenas
con multitud de gente que esperaban ‘la procesión’. Dicho así parece una cosa fuera
de sitio. En cierto modo, lo es. Tenía su explicación.
Dos años sin procesiones en
Semana Santa, era mucho pedirle a los cofrades que son tan dados a celebrar
cualquier acontecimiento que afecte a los titulares de su cofradía. Unas veces
con más razón que un santo – y cabe la expresión – y otras porque se sacan de
la manga de la túnica cualquier cosa para magnificar la ocasión, y así pueden
verse cosas tan pintorescas como la celebración de los veinticinco años de la
confección de un estandarte. Creánme, no exagero.
En Málaga acaba de cumplirse el
Centenario de la Agrupación de Cofradías. El tema sanitario no ha permitido
salidas ni concentraciones de gente en las calles. Una vez que las autoridades
han aflojado algo las restricciones, el personal se ha echado a la celebración
con una emoción incontenible.
Dice el periódico que trece
cofradías han trasladado a sus titulares desde sus templos a la Catedral y que
lo han culminado con el rezo de un rosario por las calles del Centro de la
Ciudad. En otros sitios, con ligeras variantes, más de lo mismo.
A lo mejor la palabra ‘redrojá’
puede parecer una exageración. Lo admito, pero me pregunto si cada cosa no
requiere su tiempo, espacio y marco. Una saeta en septiembre, la verdad que
como que no. Pero en fin, ‘doctores tiene la iglesia’ y ahora, mejor que nunca.
domingo, 19 de septiembre de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Justicia
Las noticias que saltan sobre
la pobreza en España son escandalosas. Asombra la pasividad con que las
recibimos. Impactan. Escuchas (¿o solo se oye, y no se escucha?) que hay gente
que come una vez al día, que no tiene para cubrir sus necesidades básicas y
hacen malabarismos para llegar a fin de mes.
Nos hemos acostumbrado a los
aldabonazos fuertes, muy fuertes pero cuando el ruido se pierde entre otros
ruidos entonces, se echa en ese rincón de los olvidos donde cabe todo, bueno,
casi todo. No es cuestión de hurgar en los recuerdos.
Algo falla. Violencia,
botellón, desacato, droga… No puede ser la respuesta. Esa sociedad no puede
ahogar a la otra parte y también precisan de una salida.
Da igual que gobiernen
ideologías de izquierda, de derechas, de comparsas o mediopensionistas. Les
guía la buena voluntad. Quieren hacerlo lo mejor posible, entre otras cosas,
para seguir en el poder, y que no los echen y se les recuerde por sus
excelencias. ¿Se acuerdan? “Que buenos
son los hermanos que nos llevan de excursión…” eso, pero con matices).
Urgen soluciones. Todos, sin
excluir a nadie, sin excepción y sin que nadie escurra el bulto señalando a
otros como apestados, tienen que buscar soluciones, sentados; de pie, no. La
cosa puede ser larga… y no es frivolizar)
Cada persona en esta tierra
nuestra que se llama España tiene derecho un puesto de trabajo Hay que proporcionárselo.
Cada uno tiene que comer de su propio trabajo. (Ya sé lo de los cuentistas,
pillos, aprovechados y compañeros mártires). Las limosnas, las ayudas de instituciones, de
organizaciones humanitarias o religiosas son fenomenales, pero puntualmente, no
por costumbre para tapar el roto de cada día,
Sé que esto que escribo no
sirve para nada. De buenas intenciones están empedrados los caminos que llevan
al infierno pero tenía que decirlo. Estamos
hechos a las voces como los gorriones de los trigales que levantan el vuelo y
al rato están otra vez en las espigas. Podremos engañar a otros, a todos los
otros, al vecino del quinto H, pero ¿a nosotros mismos?
Ahora… (iba a escribir un
disparate), ¿al que se acuesta sin cenar le importa mucho que los locales estén
abiertos hasta las dos de la madrugada? Ustedes perdonen que les haya dado el
día… Creo que esto solo tiene un camino,
ese que lleva a un lugar que se llama Justicia.
sábado, 18 de septiembre de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La galería
A Sebastián, que está atareado coleccionando abriles…
La galería tenía unos arcos
grandes, luminosos, abiertos al exterior por los que penetraba el sol de la
mañana. Los arcos - quince - se
sostenían en columnas de ladrillos vistos coronadas por cimacios sin
pretensiones artísticas y sobre un poyete corrido. Imitaban un mudéjar
importado, que daba al edificio un sello de sobriedad no exenta de belleza.
La galería, paso obligado en la
vida diaria, ocupaba toda la fachada a sol naciente. En las noches de invierno
cuando arreciaba el aire de Levante, era un verdadero tormento cruzarla, sobre
todo cuando se salía del interior de los salones calentados solo por la
temperatura humana, porque no había otro tipo de calefacción…
En el fondo, junto al primer
arco, la campana, pequeña, aguda, marcaba la vida desde el amanecer hasta la
retirada. Cada toque tenía un significado y rompía el silencio de cada momento.
Toques de repique eran anuncio de recreo; una, dos, tres, cuatro… el anuncio de
que se iniciaba la clase correspondiente; un doble toque con dos campanadas
secas continuadas y espaciadas entre ellas, decía que había llegado la hora de
ir al comedor…
Recurro a mi vademécum
particular, o sea a Sebastián y me confirma aquellas lecturas que don Manuel
González, el obispo hoy en los altares, había hecho que se grabasen en el
mosaico del suelo. Él lo llamaba algo así como los aldabonazos de la obediencia.
Y así supimos de quien siempre
pensaba que las cosas mejor dejarlas para mañana, con un Cras, o lo de ayer con Heri,
y lo que significada el hoy con Hodie
y de aquel pillo que siempre pretendía engañar como el pájaro a los incautos a
los que usurpaba su nido, y lo llamó el Cuco…
Las lámparas colgadas del techo
estaban espaciadas. Eran de forja y cuando el viento soplaba con intensidad se
balanceaban con un vaivén corto y leve y hacía que la luz se moviese por el
suelo en un ir y venir de olas imposibles en un rebalaje inexistente.
A la galería se abrían los
ventanales de los salones de estudios, que también servían de aulas de clase y
donde se realizaban la mayoría de las actividades, la Biblitoteca, o las
dependencia de los Padres Espirituales…
En la parte de afuera, al otro
lado de las columnas, unos jazmineros enormes perfumaban las noches de mayo
cuando bajábamos a la Virgen del Recreo.
viernes, 17 de septiembre de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Mikis Theodorakis
Hace unos días saltó la noticia
de su muerte. Uno de los grandes conocedores del folclore griego y por
consiguiente de su música que se hizo universal sobre todo cuando le puso la
banda sonora a la película de Cacoyannis, “Zorba
el Griego”, en 1964 que protagonizaron Anthony Quinn e Irene Papas. En la
película se conoció el Sirtaki,
composión de danzas griegas recopiladas por
Giorgios Provias para la ocasión.
Mikis Theodorakis nació – ha muerto
en Atenas con noventa y seis años - en
la isla de Quíos, donde se dice que también nacieron el padre Homero e
Hipócrates, en el mar Egeo, no lejos de Turquía. Sus raíces tomaron savia de
varias culturas que luego supo reflejar en su obra a la que dio un sello muy
personal, y no exenta de la originalidad en una creación que envuelve, conlleva
y no deja indiferente.
¿Quién en alguna ocasión no se
ha sentido formando parte de una danza como el Sirtaki? Anthony Quinn llegó
a manifestar que no podía bailar en la película por un problema en la rodilla y
que entonces ideó arrastrar la pierna… Más de una vez, al sonar la música del
Sirtaki algo en nuestro interior ha hecho elevar el sentimiento y el deseo de
apoyarse con la mano en el hombro amigo que ayuda en la situación.
Mikis Theodorakis fue un hombre
comprometido social y políticamente. Llegó a luchar contra el régimen de los
Coroneles. Tuvo que exiliarse e incluso, en algún momento, sufrió cárcel y
deportación conjuntamente con su familia en su propio país.
En España dejó una obra que
muchos desconocen. En 1959 compuso la melodía de la película “Luna de miel”, dirigida por Michael
Powell. Un auténtico fracaso, llena de tópicos ruborizantes. Un desastre
comercial en toda regla. La discográfica de Gloria Lasso, encargó a Rafael de
Penagos una letra para aquella música…
La cantante catalana grabó la
canción y aquellos mensajes que llegaban desde las sesiones de discos
dedicados, y barrieron en las emisoras de radio de la España de los años
sesenta, que se iniciaba a una apertura tímida pero imparable en todos los
sentidos.
A Beethoven se le identifica
con la Quinta y la Novena Sinfonía, a Borodin con el Principie Igor, a Grieg
con Peer Gynt, a Theodorakis con Zorba. No es óbice para que no existan otras
grandes obras, pero…
jueves, 16 de septiembre de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Aparentemente, normal
Uno de los genios más grandes
de la Historia del Arte, Miguel Ángel, era un hombre ‘aparentemente normal’
según unos estudios recientes. Pudo medir sobre 1,60 de altura, en aquella época
una estatura corriente.
La aparición de unos zapatos en
su casa dan a entender que no tuvo un pie excesivamente grande. Va en proporción
con la estatura. Según Vasari que publicó datos de su vida (1475-1564), un poco
después de su muerte, era ‘ancho de hombros’, ‘delgado’ y pudo estar aquejado de gota o de artritis,
enfermedades comunes entonces, incluso hoy. No hay que descartar que ese
calzado perteneciese a otra persona, que convivía con él en la misma
casa.
Miguel Buonarroti nació en
Caprese, Arezzo, en la Toscana bañada por el río Arno. Su vida fue muy longeva.
Alguien dijo de él que todo lo que hizo, lo hizo tan bien que aún hoy a pesar
de los años transcurridos, no ha sido superado: arquitecto, escultor y pintor.
Vivió en el Cinquecento y compartió gloria con otros artistas como Leonardo da
Vinci y Rafael Sanzio…
Como arquitecto dejó San Pedro
del Vaticano, edificado sobre la tumba de San Pedro y sede del Papa, Pontífice
Máximo de la Iglesia Católica. La magnitud de la obra, sobrepasa a todo lo
soñado y está rematada por una cúpula excepcional en cuanto a dimensiones,
belleza y majestuosidad.
La Capilla Sixtina es su máximo
exponente en la pintura. Sus discrepancias – es el primero que pinta desnudos
en las iglesias - con el Papa Julio II no solo no quitaron impacto a toda la obra
sino que lo incrementó. Las Creación del mundo, más un paso por lo recogido en
la Sagradas Escrituras, están sobre las cabeza del Colegio Cardenalicio cuando
tienen que elegir al sustituto de Pedro y representante de Cristo en la Tierra…
Pasar por la escultura de Miguel
Ángel obliga a pararse delante del Moisés (San Pietro in Vinculi), la Piedad,
donde María sostiene a Jesús, entre sus brazos, muerto (Basílica de San Pedro,
a la entrada, a la derecha) o en el David (Galería de la Academia de Florencia)
con la belleza del efebo transmitida con una viveza que asombra y sobrecoge.
Miguel Ángel murió con 88 años cumplidos. Está enterrado en la Basílica de la
Santa Croce, símbolo del arte florentino. Comparte panteón con Maquiavelo,
Dante, Galileo…, entre otros.