En el campo se conoce con el
nombre de redrojo, a la fruta que viene fuera de su tiempo natural. El limón de
la variedad ‘verna’ tiene la floración en primavera. Los meses de abril y mayo
son los apropiados para la aparición de la flor que en los cítricos se llama azahar.
No siempre tiene el cuaje y luego el fruto adecuado. A veces, intervienen
factores externos en la climatología:
lluvias, sequías, heladas, o agentes patógenos de la mano de las plagas.
En el mes de agosto suele
presentarse una floración extemporánea. Tiene menor cuaje y no siempre los
frutos presentan la calidad óptima, sobre todo en tamaño. A ese fruto se le
conoce como redrojos, en Murcia como rodrejos… Es cuestión de léxico. El fruto,
en esencia, el mismo.
El pasado fin de semana, las
calles de Málaga – en otros lugares de Andalucía, también – se han visto llenas
con multitud de gente que esperaban ‘la procesión’. Dicho así parece una cosa fuera
de sitio. En cierto modo, lo es. Tenía su explicación.
Dos años sin procesiones en
Semana Santa, era mucho pedirle a los cofrades que son tan dados a celebrar
cualquier acontecimiento que afecte a los titulares de su cofradía. Unas veces
con más razón que un santo – y cabe la expresión – y otras porque se sacan de
la manga de la túnica cualquier cosa para magnificar la ocasión, y así pueden
verse cosas tan pintorescas como la celebración de los veinticinco años de la
confección de un estandarte. Creánme, no exagero.
En Málaga acaba de cumplirse el
Centenario de la Agrupación de Cofradías. El tema sanitario no ha permitido
salidas ni concentraciones de gente en las calles. Una vez que las autoridades
han aflojado algo las restricciones, el personal se ha echado a la celebración
con una emoción incontenible.
Dice el periódico que trece
cofradías han trasladado a sus titulares desde sus templos a la Catedral y que
lo han culminado con el rezo de un rosario por las calles del Centro de la
Ciudad. En otros sitios, con ligeras variantes, más de lo mismo.
A lo mejor la palabra ‘redrojá’
puede parecer una exageración. Lo admito, pero me pregunto si cada cosa no
requiere su tiempo, espacio y marco. Una saeta en septiembre, la verdad que
como que no. Pero en fin, ‘doctores tiene la iglesia’ y ahora, mejor que nunca.
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