Periódicamente la Madre
Naturaleza da aldabonazos fuertes, fortísimos. Viene a decir que aquí estamos
de prestado y que ella es la dueña, la que manda y la que marca el camino que
hay que seguir, aunque nosotros pensemos de manera diferente.
Estamos acostumbrados - y como los gorriones hechos a las voces y
no les prestamos oído – a que, de vez en cuando, surja algo que rompe la monotonía
del telediario, que muestra el alboroto del gallinero por una memez. Lo grande,
lo realmente grande, está en otra parte.
Terremotos, gotas frías,
sequías, temporales o como el caso del volcán de La Palma, rompen todo lo que
hay por delante sin que nadie pueda evitarlo. En el colmo de la estupidez, he
escuchado en un Servicio Informativo que la UME – la Unidad de Élite el
Ejército Español para luchar contra las catástrofes naturales – acude a
Canarias para hacer diques de contención… Así como suena. Contener la lava de
un volcán con ¡diques! ¿Se puede ser más analfabeto?
Hace unas fechas fueron los
temporales que llaman DANA, los que asolaron las costas mediterráneas de
Levante y Baleares (otras veces nos ha tocado a otros). La diferencia de
temperaturas entre el agua del mar y la tierra lo propician. ¿Quién puede parar
eso? Luego la mano del hombre, que es especialista en hacer disparates, viene y
lo lía, todavía, más.
Está reciente el terremoto de
Haití. Ese nos pilla un poco más lejos. El año pasado fueron constantes los
microseismos en la zona de Granada, que tuvo acongojada a la población. Salidas
nocturnas precipitadas y sustos morrocotudos.
Este verano han sido constantes
las informaciones que anunciaban la posibilidad de un maremoto en las costas
del sur de la Península Ibérica, como consecuencia de la falla de Averroes en
el Mar de Alborán y anunciaban que la castástrofe…
Bueno, según el periódico, el
volcán de Cumbre Vieja ha arrojado fuera de sus hogares a casi siete mil
personas y al espacio entre seis mil y nueve mil toneladas diarias de dióxido
de azufre, luego hablaremos del cambio climático y ya verán como vendrá el
espabilado de turno dando recetas mágicas para que vuelvan a hacer el camino
las corrientes ‘en chorro’ ¿se acuerdan? que decía Mariano Medina que traían
las borrascas desde Canarias al Golfo de Cádiz y nos regalaba la lluvia en
Andalucía…. ¡Qué viejo es uno Dios mío!
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