martes, 12 de enero de 2021

Una hojas suelta del cuaderno de bitácora. Héroes

 

                                                   


 

No forman parte del ‘coro de grillos que cantan a la luna’, ni están en la ‘romanza de los tenores huecos’. No. Como las estrellas del cielo que parecen al alcance de la mano en la noches de verano están ahí y, después, se pierden. No conocemos sus nombres.

Primero, fue el personal relacionado con la sanidad. Dieron el dos de pecho y al atardecer, la gente muy dada a las novedades, salía a los balcones y blandían palmas. Vamos que les aplaudían. Algunos de esos, luego, iban a las consultas y les pegaban, pero ese es otro cantar.

Ahora ha venido una de montar peces. La han llamado Filomena. Era una borrasca nacida en Canarias, al sur de las Azores y ha penetrado en la Península, por el Golfo de Cádiz. Se ha encontrado con los restos de otra que, unos días antes, había nacido en las cercanías del Círculo Polar y al encontrarse entre ambas, como los matones de barrio han sacado todo lo malo que llevaban dentro: muerte a los más débiles, navajazos, puñaladas…, aunque todo estuviese vestido de blanco.

Ni la pandemia y ni las borrascas esperaban la respuesta de alguna gente. Son los héroes – el diccionario define al héroe como alguien que hace algo extraordinario – del barrio, del pueblo perdido en sierras y parajes de los que hasta ahora desconocíamos su existencia.

Unos, iban vestidos de uniformes. Uniformes de la Guardia Civil, Policía Local, Voluntarios de Protección Civil, de Cruz Roja, de Funcionarios de Prisiones, de cumplidores…; otros, con batas blancas, con turnos sin horas porque les era imposible llegar a  tiempo a sus turnos (algunos han ido andando al puesto de trabajo). Otros, en la cabina del camión…

Ha habido gente que incluso ha ido a más. El panadero de Babia, las ambulancias que han salido de Santiago de la Espada, por la Sagra, las gentes ofrecida desde sus casas para llevar a los enfermos de diálisis a los hospitales o han socorrido en partos, en infartos…

Este mediodía, cuando llegué a la rosaleda, me encontré que éste, ‘pearl see, perla del mar’, ofrecía un ramillete de rosas. Seguro que era su ofrecimiento para los héroes anónimos que en palabras de don Antonio:  “Son buenas gentes que viven, / laboran, pasan y sueñan, / y en un día como tantos / descansan bajo la tierra”

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario