Hasta hace poco, las uvas en invierno se asociaban a las doce
campanadas de la noche última del año. Una ingestión precipitada y un sorbito
de cava (al que seguimos llamando, impropiamente, champagne) acompañado de
buenos intenciones.
Las televisiones nos bombardean con imágenes e informaciones del
producto que viene de Ohanes en Almería, o del Valle del Vinalopó en la zona levantina…
Nos hablan de la historia, de cuando comenzó la costumbre, del transporte, de
las características de las uvas.
Eso, hoy en un mundo global, es casi la prehistoria de la fruta que llega a
nuestra mesa. Queda claro que no somos el ombligo del mundo. Este planeta que
compartimos ha roto las fronteras para lo bueno y para lo malo. Solo hay que
pensar en el dichoso bichito que nos hace cortes de manga en cualquier esquina
y se ríe de nosotros.
Desde los países del Cono Sur, desde Sudáfrica o desde las
costas del Pacífico de algunos países de América, nos vienen frutas (ellos
ahora están en verano) que no se producen en nuestras latitudes del Hemisferio
norte en esta época del año.
Por puro azar, han llegado a mi casa. Un supermercado de un pueblo perdido al que
casi cuesta encontrar en el mapa, la ofrece a sus clientes. Me tropiezo con una
uva ‘negra’, sin pepitas y con un sabor exquisito.
Uno que es preguntón y siente curiosidad por muchas cosas
empieza a tirar del hilo para llegar al fondo del ovillo. Miro la etiqueta. Me
cuesta leer el nombre (está en inglés): Sweet Celebration. IFG. Me voy al
traductor, sweet, significa dulce. El resto se entiende…
Me entero que se debe a un ingeniero agrónomo Dragomir Ljubetic,
consultor de una multinacional (seguimos rompiendo fronteras) V&F y miembro
de Uvanova.
Es la variedad de uva de mesa que da respuesta a las demandas
del mercado: sin semilla, excelente racimo, buen calibre, grosor y elasticidad
de piel, buenas propiedades organolépticas (el sabor, de toda la vida, para
entendernos), maduración, color excelente…
Es la uva que más exporta Perú a los mercados europeos, seguida
muy de cerca por Chile. Desde Oriente, la India les hace la competencia en la conquista
del mercado europeo. Y uno, las saborea, se deleita y va lo cuenta… ¡Qué lejos
están aquellas uvas que se tomaba el Lazarillo junto al ciego en el camino de Almorox!
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