miércoles, 27 de enero de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El vino

 

 

                                  


 

Todo comenzó hace mucho tiempo, tanto, tanto que hasta se ha perdido la cuenta. Dicen – el maestro Alcántara contaba que Noé se asomó y dijo aquello de “parece que el tiempo no está de agua”, y menos mal, porque se abrieron las cataratas del cielo y estuvo cuarenta días y cuarenta noches jarreando…

Cuando cesó (lo llamaron Diluvio Universal) el Arca en la que habían pasado el temporal Noé, su gente, y un montón de bichos se paró en lo alto de un monte y vino lo del cuervo y  lo de la paloma, y lo de la otra paloma, que volvió con un ramito de olivo…

Y Noé, que era un hombre bueno, y que hablaba con Dios de tú, cuando se vio libre de la encomienda, le pegó un par de tientos al fruto de la vid destilado, a eso que llaman vino, y luego otro, y otro y… agarró una cogorza, ¡Madre, que cogorza! Sus hijos no se portaron bien con él porque el poco vino da sensatez pero el mucho… Dios los castigó. Sus hijos se llamaban Sem, Cam y Jafet.

Pasaron un montón de años. Había una boda en Caná de Galilea. Dicen, los que lo conocen, que no es muy grande el pueblo, y en tiempos de Jesús, que era de Nazaret – aunque había nacido en Belén, vamos que ya hacía bueno el refrán, “no de donde naces sino de donde paces” – estaba por allí, invitado. Se acabó el vino y María su madre, (las madres están en todo), cuando vio el problema, les dijo a los criados aquello de llenar las tinajas de aguas y…. Pero, hombre, le espetó el listo de turno, al novio, ¿cómo se te ocurre sacar el buen vino al final?

Era ya el tardecer los reunió en el Cenáculo,  en Jerusalén, vísperas de la Pascua y de todo lo gordo que se venía encima. Comieron… Y sin venir a cuento fue y les largó:

-         Uno de vosotros, me va a entregar.

Cundió, la alarma:

-         ¿Soy yo, Maestro?

Aquel, que moje el pan conmigo… Y le pasó el pan y mojó, y se largó, y se fue a hacer lo tenía que hacer…

Y luego, ya solos, les dio pan y vino y habló de su cuerpo y de su sangre y le encargó:

-         Haced esto en conmemoración mía…

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