Santa
Filomena era la santa a la que se encomendaba el santo cura de Ars – Juan
Bautista María Vienney -, y que años después se supo que no existía. ¿Cómo? Sí.
Por partes. Hubo una mártir en Roma a la que se conoció como Filomena, pero que
no era su nombre… y de ahí, la confusión.
La
borrasca bautizada como Filomena, sí existe. Ha nacido en las aguas del
Atlántico al sur de las Azores. Luego, ha pasado por Canarias y por el golfo de
Cádiz, a la Península. Al encontrarse con los
vientos polares que andaban perdidos por esos cielos de Dios, ha vestido de blanco media España. Hablan de
temperaturas siberianas en el Pirineo y en Vega de Liordes en los Picos
de Europa.
Por el
Sur, Filomena ha venido en forma de agua y nieve. Inundaciones en el Campo de
Gibraltar, levante fortísimo en Málaga, nieve en María, en la Puebla de don
Fadrique, Sierra de Segura y... En Álora, por ahora, lluvia en los cristales. Las
gotas corren en carreritas cortas, como
dándose la mano entre ellas y, luego se paran de pronto y hacen chorritos de
sueños que no van a ninguna parte.
Sube
del río un vaho que es niebla y misterio. Le ha puesto un velo blanquecino al
Hacho. Ha salido de paseo el silencio… Se han parapetado los mirlos, los
gorriones, las tórtolas turcas no arrullan en los cipreses de la alberca. Ramas
sin ropaje en las choperas; los granados dejan a sus pies, una alfombra de oro
viejo. Se esponjan achaparrados, los olivos. Esperan y se empapan. De pronto,
otra vez el aguacero. Mañana, tarde, noche y amanece y…
Cuando
amaine el temporal y se entreabra paso el sol, reverdecerá el campo; las lomas
se vestirán de yerba nueva y cantarán las alondras cuando apunte el día.
Resuena
la copla popular con su letra: “esta noche ha llovido / mañana hay barro /
pobre del carretero / que va con carro”…
Lloran
las canales del tejado. Bajan cordeles de agua clara. Rebotan en el suelo.
Llueve y llueve. Es otra música, como la música de las campanas de bronce en
las iglesias perdidas de los pueblos en las sierras. Saben de mensajes ocultos.
¿Lo sabrá Filomena?
Me
acuerdo de lo que Barbeito escribió un día: “Dios tocaba el arpa de la lluvia”…
Hoy, al arpa la acompañan los timbales. Eso.
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