Humo, confusión. La gente corre.
Suenan sirenas de ambulancias, de policías, de coches de bomberos. La gente
pregunta. No hay respuesta. Unos quieren saber porque les acongoja la angustia;
otros, por la curiosidad humana ante la magnitud de tragedia.
Una explosión, que en un principio
dicen que puede ser a causa del gas – en un cadena de televisión dicen que revisaban
la caldera - la causante de la tragedia. Heridos en calle. Los atienden los
sanitarios. Hablan de fallecidos, desaparecidos…
Todo es una interrogación
abierta. La tragedia, en el barrio de La Latina, calle Toledo, junto a la iglesia
de la Paloma. A tiro de piedra de la Plaza Mayor. Una residencia de ancianos
afectada gravemente, cascotes en el patio del colegio que está justo al lado…
Una tarde fría, casi helada después
de unas jornadas complicadas por la reciente nevada, y lluviosa de Madrid, en
la mitad de la cuesta de enero, el veinte, miércoles, día de San Sebastián, por
más señas.
El edificio es un esqueleto de
hormigón. Ha desaparecido la fachada. Cristales hecho añicos en los edificios cercanos.
Dicen que ha afectado al, a la residencia de ancianos, a las dependencias donde
vive el clero que atiende a la parroquia, y lo que es peor, a personas.
La noticia ha desplazado el canto
de escorpiones de los políticos – de todos los pelos - arremetiendo unos contra
otros. No descarto que dentro de un rato se vuelva a la monocorde canción que
ya nos tiene hartos, muy hartos. Empachados y ahítos.
Dicen que estaban comiendo….Quien
pasaba casualmente por la calle, quien había salido a comprar víveres al
supermercado cercano, quien había dejado aparcado el coche en la calle “que
está detrás”. Salen llamas. No cesan las sirenas. La explosión: “fortísima, el
edificio parecía que temblada”, dice una voz entrecortada.
Tenía para hoy otro artículo.
Ante esto, uno necesariamente tiene que pensar en la pequeñez del ser humano.
Estamos desprotegidos ante la naturaleza, ante las epidemias, ante la
imposibilidad de parar una tragedia, que en cualquier momento se desata, sin
que se pueda hacer nada y cuando todavía no conocemos ni la causa ni el número
de víctimas.
Encima de la noticia, querido Pepe. tienes alma de periodista. Enhorabuena.
ResponderEliminarEn Madrid, con razón, dirán que "ya está bien..."