Las imágenes hablan solas.
Ambulancias estacionadas en las puertas de los hospitales – las sirenas
luminosas son aún más llamativas y escandalosas con la oscuridad de la noche - esperan que se libere una cama. No hace falta
aclarar cómo se quedan libres las camas en los hospitales. ‘Dejan’ la carga y
después se acercan hasta el domicilio de
otro enfermo. Nuevo servicio de ida y vuelta.
Pongamos que hablamos de
Portugal. ( En la mente, Navidad y recientes elecciones…. ¡En todos sitios
cuecen habas!) Dicen, que están a tope. Ya no pueden más. Desbordados, no
pueden atender a tanta demanda. Enfermos que piden socorro porque en ello les
va la vida. Una demora puede ser tarde y no servir para nada el viaje hasta el
hospital.
La televisión ha informado que
han tomado la decisión de cerrar las fronteras con España para evitar el
tránsito de personas y, en cierto modo, controlar, en la medida de lo posible,
los contagios de la gente que van o vienen desde el país hermano. Tiene que
quedar muy clarito que Portugal es un país hermano, algo más que ‘vecino’.
No pueden más. Las imágenes y las
informaciones son alarmantes. Dicen que no tienen oxígeno. Se asfixian porque
el oxígeno es imprescindible para la vida.
Portugal tiene una extensión muy
similar a Andalucía y un poco más de población. España está perdiendo una
ocasión de oro para enviar oxígeno desde las ciudades fronterizas. Eso se llama
solidaridad. (Alemania ha ido ya, de otra manera en su ayuda).
Las grandes ciudades portuguesa
están en el Atlántico: Oporto, Coimbra, Lisboa, Setúbal, Sines… España tiene
ciudades fronterizas con población superior a las portuguesas. Pienso en
Vigo-Tuy, Ciudad Rodrigo-Salamanca, Badajoz,
Ayamonte-Huelva-Sevilla…
España tiene que tender la mano a
la población hermana que vive al otro lado de la Raya y urge establecer una
cadena de vehículos especializados llevando oxígeno hasta los hospitales, al
menos, a las poblaciones cercanas a la frontera: Braganza, Miranda do Douro,
Guarda, Castelo Branco, Elvas, Évora, Barrancos, Serpa, Moura, Monsaraz, Vila Real de Santo Antonio…
Sé que los hospitales españoles
están dando una prueba de sobreesfuerzo humano admirable. Encomiable. Sé que
los sanitarios son lo mejor, que tiene la sociedad española… Sé, también, que puede
que no logre expresar los sentimientos que me han empujado a escribir este
artículo. ¡Estamos a tiempo!
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