domingo, 10 de enero de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Un pichi en el balcón

 

 

                                     


 

Casi ayer cantábamos el Villancico de Álora donde pregonábamos que los fríos de enero estaban por venir. Ya han llegado. Están aquí desde hace unos días. El ‘titirití, tirando de frío’ se ha hecho realidad y media España suspira por un rincón calentito.

Las imágenes son insólitas. Carreteras, algunas ciudades – que en España, a pesar de lo que dicen algunas televisiones, hay un montón de ciudades además de Madrid, que lo están pasando canutas -  y otros lugares por esos mundos de Dios están con la nieve (ahora vendrá el hielo) hasta arriba.

Tirita España. Pontifican los que saben de todo y la realidad es que cuando se presenta una de mondar peces como ésta que se nos ha venido encima y que han llamado ‘Filomena’,  todo  es impotencia. Hay una situación a la que hay que dar respuesta y que no sabemos cómo será la mejor manera.

¿Cómo habrán pasado la noche esas dos mil personas, que dicen que viven en la calle de Madrid? Informan que han abierto las estaciones del Metro de Atocha, Antón Martín, La Latina y Opera para que puedan resguardarse. Han habilitado albergues para acoger a personas que malviven en la Cañada Real. Hay templos abiertos, personas que se han jugado su vida para ayudar, autoridades e Instituciones de acogida se multiplican…

En esta situación, con la botella de Machaco al alcance de la mano, con la estufa a tope, con  puertas y ventanas trincadas, me vienen a la mente preguntas que se clavan por dentro. ¿Nos hemos acostumbrado a esas cifras que se convierten en meros puntos de estadísticas…? Ahora cuando pase este achuchón y regrese lo aparentemente normal ¿se intentará, de verdad resolver estos problemas? Sería cuestión de dar respuesta a mendigos, enfermos mentales, personas abandonadas que han cometido el delito de nacer con el pie cambiado.

Los pichis son insectívoros que emigran cuando llegan las calores y vuelven en otoño para pasar aquí el invierno. Con lo que está cayendo, me pregunto cómo serán las temperaturas en Europa para que  prefieran venirse por estos lares, como ese que ha fotografiado Santiago Bartolomé posado en al barandilla del balcón, en tierras de Soria…

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