jueves, 23 de enero de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Propio de invierno








El maestro Mingote publicó hace quince años, en su periódico, ABC, una viñeta deliciosa.  Venía a resumir eso que lamentamos casi todos los años por las mismas fechas: la sorpresa que haga frío cuando tiene que hacerlo; calor cuando toca y viento cuando el tiempo está de venteo.

Pasamos unos días pendiente del hombre del tiempo. Ahora como hay otros medios también, de ellos. Que si la Aemet.es , que si el Tiempo.com que si tengo un amigo que se conecta con la NASA y sabe hasta en qué hora van a entrar las borrascas por el Estrecho o si van a pasar de largo.

La culpa de todo no la ha tenido como en la copla el vaivén del tren. No. Viene por otro camino. Dicen los que saben que todo se origina por unas corrientes de aire muy frío  que viene de una borrasca formada entre el Golfo de León y el de Rosas. Más o menos.  Entró por el noroeste,  o sea por esa punta del mapa por donde los españoles pasábamos a Perpignan a ver aquellas películas que aquí la censura no dejaba que se proyectasen,  por Cataluña. Atravesó la Península y como un anticiclón le tapona el centro de Europa se vino al Golfo de Cádiz…

El aire sopla con mucha fuerza. El frío de las capas altas congela las gotas de lluvia cuando se precipitan  (si las congela en la nube, nieve) si lo hace por camino, granizo, si ni lo uno ni lo otro, lluvia. Caen, lo ponen todo blanco y el destrozo, descomunal. 

Más de tres mil hectáreas inundadas en el Delta del Ebro, trescientas de invernaderos en Almería destruidas, zonas de hortalizas aniquiladas en Murcia y Alicante, aeropuertos cerrados, carreteras intransitables… Daños difícilmente cuantificables.

Se aíslan los pueblos, las montañas preciosas.  Así se han visto muchas zonas de Teruel – que sí, que existe, a pesar de los políticos – y en Castellón y en La Mancha y Granada, y en Almería o esta mañana en Málaga…

Ríos desbordados. Olas dantescas, - impresiona lo de Mallorca -  paseos marítimos destrozados, zonas habitadas inundadas… Y lo que no tiene arreglo, un pesquero desaparecido y  un puñado de muertos. Entre ellos, al parecer, dos indigentes. ¡Eso es ya bastante más duro!






                                  






                                      

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