Si a la salida de la Cueva del Becerro giras a la
derecha, entonces, te encaminas a Alcalá del Valle y Setenil. Has cambiado,
otra vez, de provincia. Ya sabes, lo de las tonterías de ponerle puertas al
campo.
Tú, como que no, sigue camino hacia Ronda. Cambia el
paisaje. Encinares, coscojas; caliza en estado puro. Sierras…. Siempre que paso
por allí siento algo especial. Sé que llego a tierra diferente.
Justo casi en las mismas puertas de Ronda, vete para
Arriate – hay un atajo, frente a la gasolinera, junto a la finca de Antonio Ordóñez,
El Abogado, donde reposan las cenizas de Orson Welles…, pero es complicado.
Llegas a campo llano. Corre el río Ventilla que, cuando se une con otros
arroyos, forman el Guadalcobacín.
Aunque ves Ronda asomarse en la lejanía, siéntate bajo
algún sauce a no hacer nada. A ver correr el agua, a dejar pasar el tiempo. Comprenderás
porqué los árabes la llamaron Arriadh, o sea ‘los vergeles’.
Cerca está la Cimada. Ahora la promocionan con ofertas
de eso que llaman ‘turismo rural’. Una manera de conocer el campo. Claro que
para eso hay que ir con los ojos muy bien abiertos. Ya sabes, el campo es el
campo…
Una de las veces que anduve por allí asistí a la
lectura del Cuento de Navidad, El Día que Jesús no quería nacer. El lector,
el autor de la obra, o sea Barbeito; la otra, - ¡fíjate qué cosas, al Pregón de
Semana Santa… ¿El autor? Salvador Pendón. Lo mejor que he escuchado - ¡y han
sido algunos! – original, actual, didáctico, directo. De esos que hacen pensar.
¿El lugar? En San Juan de Letrán – su principal monumento – la parroquia del
pueblo.
De Arriate, su pan; los chorizos en manteca – y toda
la chacina – los cantos de Auroros en las mañanas de otoño, y lo principal: su
gente. Jorge Segura me acogió con la generosidad que solo sabe hacer la gente que
es excepcional. Profundiza, si tienes ocasión en la obra de Antonio Márquez. Merece la pena.
Cuando te parezca bien, súbete hasta Ronda. No hagas
caso si te dicen que llegas antes andando que con el tren. Viene del tiempo del
estraperlo para evitar la fiscalización del fielato. Aprovechaban que el tren
daba una curva grande para salvar la diferencia del llano a la altura y cortaban
campo a través...
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