viernes, 10 de enero de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Tierra agreste




                     




La Sierra de Cádiz es tierra aparte. Si quieres puedes andarla de la mano de San Juan de la Cruz o de Gacilaso, que para el caso viene a ser como lo mismo pero, eso sí, con los ojos bien abiertos. Es tierra de hombres recios que siempre supieron hacer frente a los tiempos que venían de otra manera.

La caliza, si te adentras, te va a sorprender. Ofrece paisajes espectaculares, crea figuras raras y entre las rocas nacen una floración propia y distinta a la que te encuentras en otros lugares. Si la bordeas, la campiña de cereales, rica, ubérrima; si te alejas un poco, entonces serán las blancuras de las albarizas que dan al vino eso tan propio que le concede esta tierra.

Puedes entrar –a la Sierra- por donde quieras. A saber, desde Ronda, por Grazalema, y de allí hacia Villaluenga del Rosario, Benaocaz y Ubrique; por Zahara de la Sierra sube hasta el Puerto de las Palomas, bordea crestas y precipicios cortados donde a tus pies se abre toda cuanta belleza seas capaz de imaginar y, por Benamahoma, llégate hasta El Bosque donde el Majaceite es riachuelo de aguas claras y espumosas.

Si viniste por el Campo de Gibraltar te habrá recibido la masa boscosa de alcornoques más importante de la Península Ibérica. Estás en el Parque de los Alcornocales que linda con el Pinsapar –la Sierra del Pinar, la llaman por aquí-  de Grazalema y las llanuras fértiles de las tierras de la Janda, entre Arcos de la Frontera, Mediana Sidonia y Alcalá de los Gazules.

Las campiñas de Jerez, lentamente dejan de ser viñedos y cerealistas, y se tornan en sierra, y vienen contigo si iniciaste camino desde Trebujena, Bornos, Villamartín –donde hacían las mejores hoces para la siega de toda Andalucía- y  Prado del Rey;   desde Puertoserrano, Espera, Algodonales y Olvera el paisaje es distinto. Ni sierra ni campiña, ni de labor ni de monte, ni caliza ni arcilla. ¿Castillos? Olvera, Zahara… La historia a pedir de mano. Quien defendía lo suyo y quien apetecía lo de los otros. Ya sabes cuando los intereses se encuentran en medio de los caminos…



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