V
(… Viene de IV)
Un
mendigo pedía en la esquina de la Cuesta de Moyano. La mirada perdida, ropas
raídas, desdentado. ¿Su pasado? Desconocido. Pasó un furgón policial, sirenas luminosas. Luego otro y otro… Frente
al Ministerio de Agricultura sintió escalofríos. Estaban frescas las
experiencias de la mañana. Las imágenes acudían en tropel. Se empujaban entre
sí dándose o quitándose la razón.
El azar
propició el encuentro con el Director General la tarde anterior. Tenían
concertada una cita para la mañana siguiente. Le dijo que todo estaba resuelto.
“Mañana nos vemos en el Ministerio”. Se conocían desde hacía años. Un día llegó
por el pueblo cuando era aún profesor en la Universidad. Buscaba información
para un proyecto de investigación sobre
la demografía en el campo en el antiguo Reino de Granada. Le ayudó dentro de sus posibilidades. Le
propició, incluso, dos visitas turísticas a Nerja y a El Torcal de Antequera.
Se habían
visto, posteriormente al primer encuentro, en otras ocasiones en casa de amigos
comunes. El paso del tiempo lo había llevado a un puesto en el Gobierno. Ahora
el motivo de la visita eran unas ayudas de la PAC (Política Agraria Común) a
las que tenía derecho. Eran vitales para las inversiones y el funcionamiento de
su empresa.
Todo
fue difícil, zancadillas, pegas, aportación de nuevos documentos, desencuentros.
Así desde antes del verano. Una sinrazón sin visos de salida.
Próxima
la Navidad, desde primeros de diciembre,
todo acuciaba. Pagos a proveedores, al personal, vencimientos, obligaciones,
liquidaciones... Sabía por experiencia que los bancos quitan los paraguas los
días de lluvia…
El encuentro casual con el Director General y la
confirmación de verse al día siguiente y ‘que todo estaba resuelto’, hizo que, después
de despedirse, llamase exultante a la
Empresa. Por fin se veía algo de luz…
(Continuará…)
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