Febrero viene, en algunas cosas,
con el pie cambiado. Verán. Anoche se presentó en Villanueva del Trabuco - qué nombre tan feo para un pueblo tan bello –
una de las mejores revistas de las que se editan en la provincia de Málaga… Y
digo con pie cambiado porque esa publicación tenía que haber visto la luz hace
unos meses. Burocracia, y otras lindeces, bueno. Dejémoslo estar.
Casi en los Alazores nace el Guadalhorce. Allí, en las cumbre de
San Jorge y Gibalto, se da la vuelta el viento – si vienes de Granada, viento
frío que corta el alma- “cuando te perdió el rey moro, Granada por ti lloró” – y, si del sur, trae
brisas del mar de Ulises cargadas de
azul y olas de nácar. Allí brota en
lloros filtrados en la caliza y en la fuente de los Cien Caños los encauzan como
rumor cristalino. El río da nombre a la revista: “Desde el Alto Guadalhorce”.
Un grupo de hombres con muy
buen saber hacer y un espíritu crítico e inquieto han coincidido en formar una
gavilla con colaboraciones, que abren un abanico excepcional en torno al río
que nos vertebra y aglutina, desde Villanueva del Trabuco al arreijanal
malagueño, recogidas en una publicación
excepcional.
Fulgencio, su hermano José
Manuel, Gerásimo, Paco Campos que anoche – y bien que se le echa de menos – estaba
ahí, solo ahí, un poco más allá, en esa
tierra de estepas que llaman Uzbekistán, Luis Utrilla y… (que me perdonen los
demás del equipo el no mencionarlos) Ayuntamientos del Rosario y el Trabuco,
alguna empresa privada… Hacen posible algo que es para deleitarse.
Este número, el octavo, lo
dedican al pueblo de Fuente de Piedra y su laguna y “su espejo de agua” en el
que vuelan los flamencos. Ponen esa nota de color como cuando el amor no está
revuelvo y todo es de color de rosa y paz; belleza y sosiego, quietud y calma.
La maquetación acorde con los
contenidos que encierra; color, papel, “paisaje y paisanaje”, historia, etnografía, buen gusto y tacto. Todos
los palos, mejor, todas las cuerdas de un arpa imaginaria. Dios, las arpegea, arranca
las notas de algo sublime como es la música embaucadora de sirenas de tierra
adentro. Navegan por las aguas de cristal, afloran en olivos, azahares y orquídeas. “Desde
el Alto Guadalhorce”, si pueden…
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